Desde 1978, se han adelantado trabajos con maní forrajero (Arachis pintoi) en los Llanos Orientales, y en 1983 mostró un excelente comportamiento en asociación con 4 especies de Brachiaria bajo pastoreo, con elevada palatabilidad y calidad nutricional.
Esta planta se adapta bien en regiones tropicales con alturas de 0 a 1.800 msnm y precipitación entre 2.000 y 3.500 msnm. Tolera encharcamiento, sequías prolongadas y crece bien al sol o a la sombra. Es perenne, de crecimiento rastrero y se propaga por semillas o estolones.
En los Llanos Orientales, el maní forrajero se ha establecido en suelos franco arcillosos con materia orgánica por encima de 3 % y funciona bien como monocultivo o en asociación con gramíneas. (Lea: Aspectos claves para la selección de los arreglos en los bancos mixtos de forrajes)
Según Agrosavia, la disponibilidad de forraje depende de la fertilidad natural del suelo, las lluvias y de la fertilización en el manejo de la planta. En condiciones favorables y luego de 6 meses de la siembra en monocultivo, se han obtenido de 500 a 700 kg/ha de materia seca.
En asocio con B. decumbens, se ha observado que esta permite el libre desarrollo del maní forrajero llegando incluso a ser desplazada, pero en conjunto con la B. humidícola se mezcla muy bien, pero para que la gramínea no domine, la pradera debe mantenerse bien pastoreada.
El maní forrajero es una de las leguminosas de mejor calidad y consumo por los animales, pues su contenido de proteína (16 %) y minerales llena los requerimientos del ganado, con excepción del fósforo. (Entrevista: La finca se puede convertir en una fábrica de comida para el ganado)
Los minerales de mayor contenido en sus hojas son calcio, potasio y magnesio, así como proporciona altos contenidos de micro minerales como cobre, manganeso y zinc. Además, como se trata de una planta de buena calidad, mejora el rendimiento de la gramínea acompañante.
De igual modo, el maní forrajero se ha caracterizado por su excelente persistencia en las asociaciones bajo pastoreo con las especies rastreras e invasoras, a diferencia de leguminosas liberadas como Kudzú, Capica o Vichada, lo que implica menos gasto de fertilizantes.
Posee gran cantidad de estolones que le ayudan a resistir el pastoreo y le permiten invadir fácilmente cualquier suelo descubierto, y puede regenerarse libremente a partir de la semilla. (Lea: Conozca algunos aspectos morfológicos y fenológicos de las especies forrajeras)
El Arachis pintoi fue compatible con todas las gramíneas evaluadas con Agrosavia, tales como el B. humidícola y el B. dictyoneura y con aquellas de crecimiento erecto o semierecto como el B. decumbens, B. brizantha y P. máximum.
Por ejemplo, la humidícola es la gramínea de mayor dificultad a la hora de asociarla con leguminosas forrajeras por su agresividad. No obstante, al sembrarla en conjunto con el maní forrajero, se comprobó la estabilidad de la pastura y la persistencia de la leguminosa bajo pastoreo.