La mastitis es la enfermedad de mayor incidencia en la producción lechera y la principal causa de pérdidas económicas en los hatos lecheros a nivel mundial.
Se entiende por Mastitis a la inflamación de la glándula mamaria, pudiendo ser en respuesta a infecciones causadas por la presencia de microorganismos patógenos o bien resultado de traumatismos o lesiones en la ubre.
Podemos clasificar las Mastitis de acuerdo a las alteraciones que producen tanto en la ubre como en la leche, las cuales pueden ser observadas a simple vista al momento del ordeño y despunte (Mastitis Clínica) o bien, ser imperceptibles al ojo del operario (Mastitis Subclínica).
Durante el período de lactancia, deben tratarse todos aquellos cuartos mamarios que presenten Mastitis Clínica. Para ello, previo al ordeño se debe realizar un despunte de los cuartos mamarios a ordeñar y aquellos cuartos que presenten alteración en su secreción deben ser adecuadamente identificados y clasificados para su posterior tratamiento.
El objetivo de la terapia es lograr una cura no sólo clínica sino también bacteriológica, es decir, tanto la ubre como su secreción deben retornar a su aspecto normal y el cultivo bacteriológico de la leche problema, encontrarse libre de patógeno tras el tratamiento. En la práctica, el parámetro más utilizado por tiempos y costos para determinar la eficacia de un tratamiento intramamario es la cura clínica.
Otra característica buscada en los antibióticos utilizados para la terapia es su rápida acción y corta permanencia en el organismo, de manera tal que se evite la presencia de residuos antibióticos en la leche para que la misma pueda ser comercializada una vez que el animal retorne al rodeo general.
En el caso de las Mastitis Subclínicas, se utiliza la terapia antibiótica de secado para la resolución de aquellas infecciones que puedan encontrarse en la ubre al finalizar la lactancia pero que no presentan signos aparentes para ser detectadas. Ya que en este período es importante también prevenir la ocurrencia de nuevas infecciones, se requiere un antibiótico de larga acción, que perdure en concentraciones suficientes a lo largo del secado y que al momento del parto, presente concentraciones inferiores al límite máximo permitido, evitando así residuos indeseados en la leche. Cómo administrar un Intramamario: clave para la eficacia del producto En primer lugar, para la administración intramamaria de un tratamiento antibiótico, es importante cuidar la higiene del operario y los materiales a utilizar, caso contrario, puede favorecerse el ingreso de nuevos microorganismos que compliquen la infección existente.
Para ello, se recomienda el uso de guantes, mantener las jeringas intramamarias en un lugar limpio y seco y mantener las condiciones de desinfección necesarias al momento de la administración del producto. El antibiótico elegido dependerá del protocolo pre establecido por el médico veterinario actuante, en función de la prevalencia propia de cada rodeo y basado en la información de eficacia y cinética provistas por el laboratorio elaborador del producto elegido, que le permitirán elaborar un protocolo de tratamiento acorde a las necesidades del establecimiento.
Es importante que al momento de la administración de la terapia intramamaria, ya sea de secado o lactancia, el o los cuartos a tratar se encuentren vacíos de leche. De no ser así, deben ser vaciados manualmente. Esto favorecerá la difusión del antibiótico al tejido mamario, permitiendo al mismo actuar de manera más rápida y efectiva.
La limpieza y desinfección del pezón son clave para un tratamiento adecuado, evitando de esta manera el ingreso iatrogénico de microorganismos a la ubre. Se debe desinfectar con un algodón bañado en alcohol al 70%, prestando especial atención a la punta del pezón. En caso de tratamiento de más de un cuarto, deben desinfectarse primero los pezones más alejados y luego los más próximos al operario. De esta manera se evitan posibles contaminaciones con los brazos del operario de los pezones ya desinfectados. Utilizando preferentemente la cánula corta para evitar el daño del canal del pezón, destapar la jeringa al momento de su uso, evitando que la punta expuesta de la misma tome contacto con cualquier superficie. Tomar el pezón firmemente e introducir la cánula a través del esfínter, realizando la descarga de la totalidad de la jeringa. Acompañar la difusión del antibiótico con un suave masaje de la ubre. La administración debe realizarse en sentido contrario a la higiene y desinfección, es decir, se administra la terapia en primer lugar a los pezones que se encuentran más próximos al operario y luego los que se encuentran más alejados.
Una vez finalizado el tratamiento, sellar externamente los pezones. En caso que se trate de una terapia de mastitis clínica, identificar adecuadamente el o los cuartos tratados y registrar el evento.
El uso racional de los antibióticos, la aplicación de protocolos de tratamiento especialmente diseñados por un profesional veterinario para cada establecimiento en particular, la capacitación del personal actuante y la calidad de los productos utilizados asegurarán el éxito de los tratamientos y favorecerán la sanidad del rodeo para producir más y mejor, haciendo su negocio más rentable. Por: Marisa Martínez,MVatencionalcliente@BiogenesisBago.com Citada en: Portal Lechero