Un eventual tratado de libre comercio con dicho país preocupa a los lecheros colombianos, quienes generan 700 mil empleos directos. La retrospectiva del sector y las tendencias actuales auguran complejos escenarios para el futuro. El lácteo es uno de los sectores sensibles en las negociaciones que adelanta el gobierno nacional para un posible acuerdo comercial con Nueva Zelanda, uno de los principales exportadores de productos lácteos en el mundo. El acuerdo, que ya va en la quinta ronda de negociación, busca que ese país, Australia, Singapur y Canadá se asocien con la Alianza del Pacífico, a la que pertenecen, además de Colombia, Chile, México y Perú. (Lea: Nueva Zelanda y Australia, el “garrotazo” que faltaba para acabar con los lecheros colombianos) Al disponer de mejor tecnología y tener una mayor producción de leche por vaca, Nueva Zelanda sería una fuerte competencia para los productores colombianos.Sus exportaciones anuales equivalen a siete veces toda la producción formal de productos lácteos de Colombia. No obstante, Colombia tiene tratados de libre comercio —TLC—, con países productores de leche. El TLC con Estados Unidos está vigente desde 2012, y con la Unión Europea desde 2013. “Ya el sector se encuentra suficientemente amenazado por parte de esas importaciones, como para sumarle una posición de riesgo con Nueva Zelanda, que tiene registros de precios por debajo de los precios internacionales”, señala Jeffrey Fajardo López, director ejecutivo de Asoleche, asociación que representa a las industrias procesadoras de leche en Colombia. “Nuestra posición ha sido exigir al Gobierno la exclusión del sector lácteo de estas negociaciones”, agrega Fajardo, quien también es presidente del Consejo Nacional Lácteo. Ante la apertura económica, Sebastián Ramírez Guerra, investigador de la Maestría en Agronegocios de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia, asegura que es necesario que la cadena láctea colombiana incremente el volumen de producción promedio por vaca y disminuya los costos de producción. (Lea: TLC con Nueva Zelanda perjudicaría a toda la cadena láctea) Ramírez Guerra realizó la investigación ‘Retroprospectiva del sector lácteo colombiano’, y una de sus conclusiones es que, a pesar de que la inversión ha sido creciente, no se han generado incrementos significativos en la productividad, ni mejoría de la calidad de la leche, ni reducción de costos de producción o disminución de la informalidad. Para fortalecerse y ser más competitivo, el país tendría que adoptar tecnologías que aumenten su productividad, mejorar la calidad higiénica y sanitaria de la leche, y tener en cuenta las situaciones del mercado nacional y mundial. En la investigación se destaca que los precios de la leche nacional tendieron a la baja en la última década y que el sector presenta una balanza comercial negativa, lo que significa que Colombia se ha convertido en un país que importa más productos lácteos de los que exporta. Esa situación, según Ramírez Guerra, se ha visto más marcada en los últimos años. (Lea: En regiones productoras de leche preocupa TLC con Nueva Zelanda) Para el profesor Dursun Barrios Hernández, coordinador de la Maestría en Agronegocios, las conclusiones del análisis retroprospectivo realizado por Ramírez Guerra prenden las alarmas, desde lo académico, sobre la dirección que podría tomar el sector lechero nacional si se llegara a aprobar otro TLC. Según Barrios Hernández, esto implicaría transformaciones económicas y sociales, al darse un cambio en la estructura productiva a lo largo de la cadena de suministro, y al propiciar transformaciones en el empleo y poder de compra de las personas de este sector. “Por eso son necesarios los trabajos académicos que permitan evidenciar las consecuencias, a todo nivel, de la entrada en vigencia de dichos tratados”, dice. El panorama preocupa a quienes conforman el sector lechero: productores, industriales y comercializadores de productos lácteos, quienes representan el 17 % del empleo del sector agropecuario nacional. (Lea: Gremios del sector lácteo se oponen a firmar un TLC con Nueva Zelanda) “Nueva Zelanda tiene el 0 % de arancel para productos lácteos —indica el director ejecutivo de Asoleche—, y aun así es el mayor exportador mundial. Colombia, en cambio, tiene un arancel del 98% para estos productos. Es decir que se estaría negociando la desgravación de los aranceles en los productos colombianos a cambio de nada”. Para Fajardo López, la posibilidad de llevar los bienes colombianos a mercados tan lejanos sería nula, dada la competencia que suponen países exportadores del Asia Pacífico como Corea del Sur o Vietnam. “Un nuevo tratado significa poner en riesgo de desaparición al sector lácteo, que genera el 24 % del PIB agropecuario”,advierte. La contribución del sector lácteo al PIB viene en declive desde 2011(Consulte el infográfico↓). Esto se debe, de acuerdo con Ramírez Guerra, a aspectos como los altos costos de producción —comparados con los principales productores mundiales—, la baja productividad, el bajo nivel de asociatividad, la alta informalidad en la comercialización de la leche cruda, entre otros. (Lea: “TLC con Nueva Zelanda sería la estocada final a la ganadería”: lecheros) A los productores les preocupa los costos logísticos, que los hacen menos competitivos con otros países, y que se manifiestan en altos precios de peajes, gasolina, repuestos o revalorización del parque automotor. “Colombia tiene una de las condiciones más precarias de conexión internacional”, añade Fajardo López, “y de otro lado tenemos alta informalidad e ilegalidad en el país, con productores que no pagan los precios mínimos, ni cumplen con las condiciones sanitarias exigidas, que se aprovechan de las condiciones del mercado cuando hay una sobreproducción, compran la leche a precios más bajos y compiten con las industrias formales”. Escenarios posibles Ante el panorama actual, y con los datos recogidos para su tesis de maestría, el investigador Sebastián Ramírez Guerra evaluó posibles escenarios para el sector. Estas propuestas se basan en el comportamiento del sistema lácteo nacional, las tendencias mundiales y el estudio de casos de éxito de desarrollos sectoriales. (Lea: Fedegán alerta nuevamente sobre la negociación con Australia y Nueva Zelanda) Los escenarios futuros son innumerables. Por ejemplo, que se produzca la centralización de la producción nacional por acción de grandes inversionistas o un mayor rol del Estado, con controles a los precios, las condiciones sanitarias y la calidad de leche. La conclusión del estudio es que una mezcla entre un escenario en el que se fomente la asociatividad y otro en el que se aumente la productividad, sería altamente beneficiosa y debería convertirse en la ruta para volver más competitivo al sector. La asociatividad aumenta el poder de negociación y exige que haya compromisos mutuos y que se compartan riesgos entre diferentes integrantes que buscan un objetivo común. No en vano el 75 % de la producción láctea mundial se genera a través de cooperativas. (Lea: No incluir la leche en TLC con Nueva Zelanda, solicita Asosimmental) De otro lado, para lograr un escenario de mayor productividad, con menos costos de producción, se requiere de capacitación, mejor conectividad y gestión empresarial. El estudio propone políticas públicas sólidas, modelos de transferencia y adopción de tecnología; además de fomentar la producción de materias primas para la elaboración de concentrado, acceso a créditos y participación de entes académicos a través de investigación y extensión.