Las condiciones de sequía pueden dificultar el acceso a los alimentos de calidad. Beatriz Montenegro, estudiante de maestría en la Universidad de Saskatchewan (USak), ha emprendido la búsqueda de soluciones para encontrar alternativas más económicas y accesibles que pueden aliviar esta problemática. El proyecto de Montenegro ha sido respaldado por el Fondo de Desarrollo Agrícola del Gobierno se Saskatchewan en Canadá. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cómo se usa el trigo en la alimentación del ganado?)
La investigadora ha sido criada en México, en un entorno rodeado de industria agrícola, influenciada por sus padres, ambos agrónomos, como se explica en el portal Beef. Tras mudarse a Canadá, adquirió experiencia de primera mano al trabajar en una planta procesadora de carne de res, donde se enfrentó a los desafíos que los productores de carne deben superar.
Desde hace un año, Montenegro ha estado explorando nuevas dietas en el laboratorio Ribeiro con el objetivo de mejorar la calidad de la carne y mitigar el impacto económico que enfrentan los productores debido al alto costo del alimento.
Según la profesional, los pequeños cambios en la dieta de los bovinos pueden generar mejoras tangibles. En el ganado bovino, estas modificaciones pueden influir en la composición de la carne, especialmente en la cantidad de marmoleo, un factor fundamental para la determinar la calidad de la carne, siendo las categorías ‘Prime’ y AAA’ las más buscadas en Canadá.
Las dificultades de los productores han empeorado por la sequía en el oeste de Canadá. La falta de alimento ha llevado a muchos ganaderos a reducir el tamaño de sus operaciones o, en casos extremos, a vender sus hatos para mantenerse a flote.
En ese contexto, Montenegro vio una oportunidad en el uso de subproductos de cultivos de trigo y oleaginosas como alternativas alimenticias más económicas. Estos subproductos son una opción viable para aliviar el alto costo del alimento sin comprometer el rendimiento del ganado.
Uno de los productos en los que la profesional centró su investigación fue la paja de trigo, un subproducto que es abundante y menos costoso que el alimentos tradicional. Sin embargo, la paja de trigo tiene un valor nutricional limitado, lo que restringe su uso como único alimento para el ganado.
Montenegro lo compara con alimentar exclusivamente con lechuga a un atleta de alto rendimiento: contiene mucha fibra, pero carece de los nutrientes esenciales necesarios para un buen rendimiento.
Para mejorar el perfil nutricional de la paja de trigo, Montenegro propuso la inclusión de grasas provenientes de otros subproductos de cultivos, como la linaza. Estos suplementos no solo mejoran la dieta del ganado, sino que ayudan a reducir la producción de metano.
De acuerdo a la investigadora, “me apasiona la investigación aplicada y la transferencia de conocimiento desde la academia a la industria”. Su enfoque está orientado a ayudar a los productores a mejorar la eficiencia de sus operaciones y a incrementar la salud y el bienestar de los animales. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Qué se puede hacer con el trigo o la cebada afectados por heladas?)