La elaboración de alimentos balanceado para los animales ha sido uno de los inconvenientes que se presentan con mayor frecuencia en los predios agrícolas y ganaderos. Conozca qué producto tiene potencial para suplir estas necesidades.

De acuerdo con Juan Leonardo Cardona, investigador máster de la Red de Ganadería y Especies Menores, vinculado con el Centro de Investigación La Suiza de Agrosavia, la ONU ha informado que la población mundial alcanzará los 8.500 millones de habitantes para 2030, por lo tanto se generará una demanda mayor de proteína animal y de materias primas para la elaboración de estos alimentos balanceados.

El profesional asegura que “una de las problemáticas radica en que la elaboración de alimentos balanceados para animales requiere de materias primas energéticas como el maíz y/o trigo y proteicas como la soya, las cuales pueden llegar a competir directamente con la alimentación humana”, expone.

En Colombia, el costo de alimentación en los sistemas pecuarios puede oscilar entre el 30 y 70 % de los costos de producción total y la rentabilidad es menor a medida que aumenta el uso de alimentos concentrados. Sumado a esto, en gran parte del país hay baja disponibilidad y regular calidad de los recursos forrajeros, debido a prácticas inadecuadas en el manejo de praderas y eventos de cambio climático.

Por lo tanto, conforme a lo expresado por Cardona, “se hace necesario caracterizar y generar recomendaciones de uso para recursos alimenticios locales que mejoren la alimentación de bovinos y especies menores”, señala.

Una buena alimentación en los animales juega un papel fundamental para el óptimo rendimiento de los sistemas productivos pecuarios, una alimentación deficiente puede traer consecuencias productivas y a su vez una mayor excreción al ambiente de gases de efecto invernadero.

En Colombia se genera gran diversidad de subproductos y residuos agroindustriales con gran potencial para ser utilizados en la alimentación animal. El procesamiento de productos como el café, la palma de aceite, caña de azúcar, el cacao, entre otros, generan residuos que la mayoría de las veces no son evaluados ni considerados para ser reincorporados al sistema, aun teniendo potencial para ser utilizados en alimentación animal, energías limpias o abonos verdes.

Cacao

En palabras de Cardona, “uno de los cultivos más representativos del país es el cacao (Theobroma cacao). Colombia ha demostrado un importante crecimiento en su producción, pues en la actualidad se producen cerca de 60 mil toneladas anuales en departamentos como Santander, Antioquia, Arauca, Huila y Tolima. Una de las características de este cultivo es que para la alimentación humana solo se utiliza del 10 al 12 % del producto, el resto se consideran subproductos o desechos”, describe. (Lea: El testimonio que demuestra que ser cacaotero y sostenible es posible)

Entre los subproductos con potencial para ser incorporados en alimentación animal se consideran la cáscara y la cascarilla, teniendo presente que en la actualidad cientos de toneladas de estos residuos son generados sin tener un uso final adecuado.

“En la literatura se reportan algunos estudios que denotan la calidad composicional de estos subproductos, la cascara por ejemplo, ha sido evaluada como suplemento en dietas para bovinos con una inclusión de hasta el 25 % de la ración en vacas lecheras, mostrando contenidos entre 80 a 85 % de materia seca (MS), 6 a 9 % proteína cruda, 0.8 % de calcio, 0.3 % de fósforo, 9 % cenizas, 32 % fibra cruda, 40 % nutrientes digestibles totales (TDN) y una energía metabolizable para rumiantes de 1.3 Mcal/kg/MS”, explica Cardona.

La cascarilla por su parte presenta una calidad composicional muy interesante para ser tenida en cuenta como materia prima en la elaboración de dietas se reporta una proteína cruda hasta del 23 %, el 41 % de la proteína corresponde a la fracción de la proteína que se degrada rápidamente en el rumen.

El profesional explica que esta cascarilla tiene un 90 % de materia seca, 29 % de fibra detergente neutro, 1.2 a 1.4 Mcal/kg/MS de energía neta de lactancia y 75 % del promedio de digestibilidad. En la mayoría de las investigaciones se reporta el uso de estos subproductos secos o molidos e incorporados en la formulación de bloques multinutricionales y suplementos. La cáscara también puede ser suministrada fresca o ensilada en especies rumiantes como bovinos de carne o doble propósito. (Lea: Algunas fórmulas para elaborar bloques multinutricionales)

Se debe tener en cuenta el contenido de compuestos tóxicos como la teobromina, especialmente en la cáscara, lo que restringe un poco su uso en alimentación animal, por lo cual es recomendable implementar alternativas tecnológicas para el manejo de estos compuestos y potencializar el uso de los subproductos.

La mayoría de las investigaciones de las cuales habla el profesional sugieren que estos subproductos pueden constituir hasta el 20 % de raciones para aves de corral, de 30 a 50 % para cerdos, hasta el 20 % de remplazo del maíz en dietas de peces y hasta el 70 % en dietas de cabras y ovejas. También se reporta el uso de cascarilla de cacao hasta en un 20 % de inclusión en la dieta de conejos y cuyes con buenos resultados en parámetros como ganancia de peso.

Finalmente, Cardona concluye que “aunque desde Agrosavia u otros actores regionales ya se han realizado algunas investigaciones sobre el uso potencial de subproductos del cacao, aún falta mucho por evaluar. Todo esto con el fin de generar ofertas tecnológicas que promuevan la incorporación de estos subproductos en procesos de economía circular a escala de agricultura familiar en departamentos con vocación cacaotera y pecuaria como Santander”. (Lea: Santander le apuesta a la transformación del cacao)