Expertos han debatido sobre la conveniencia de suministrar al calostro a los terneros de forma manual, y aún más de pasteurizarlo para evitar la transmisión de agentes patógenos de la madre a la cría. El consumo de calostro es vital para los terneros, pues a través de esta sustancia adquieren nutrientes necesarios para el desarrollo de la cría así como el fortalecimiento de su sistema inmunológico. El médico veterinario Umberto Francesca precisó que un calostro debe tener más de 60mg/ml de proteína y 10 mg de inmunoglobulina por mililitro. Con esto se busca realizar la transmisión pasiva de gammaglobulinas al neonato. (Lea: ¿Cuál es la mejor forma de suministrar calostro?) Mientras que la mayoría de ganaderos en el país deja que el ternero se alimente de forma natural, otros también han optado por suministrar el calostro de forma manual, sobre todo en fincas de lechería especializada. Varios estudios han demostrado que esta práctica contribuye a que el animal reciba todos los beneficios del calostro, que ha sido tratado con el fin de ofrecer un alimento de la más alta calidad. Se ha comprobado que las bacterias en el calostro interfieren en la absorción de inmunoglobulinas y que los patógenos presentes en la sustancia pueden ser la causa de diarreas infecciosas y otras enfermedades. (Lea: Conozca las 5 Q del manejo de calostro) Cuando se suministra de forma manual, expertos de Estados Unidos y México han recomendado pasteurizar el calostro bovino, tal como se hace a la leche cruda, para eliminar los microbios patógenos sin afectar las propiedades nutricionales de ambos productos. Sin embargo, el protocolo es distinto, pues aplicar una temperatura muy alta afectaría las cualidades biológicas del calostro. Por este motivo, para pasteurizar el calostro se utiliza el método Holder, que consiste en calentarlo a 60°C durante 30 minutos. Esto se puede hacer con un pasteurizador o incluso calentar en un recipiente al baño María, manteniendo la temperatura y el tiempo indicados. Entre tanto, el calostro que no se utilice puede congelarse, tal como lo indicó Néstor Fernando Pinilla, médico veterinario. “El calostro de la vaca se deja en unas bolsas especiales y se congela. Cuando dan cría las vacas, sencillamente se les quita el ternero el mismo día y se le suministran 4 o 5 litros diarios”, dijo. (Lea: Conozca esta sencilla receta para preparar calostro artificial) Mientras que unos académicos aseguran que la pasteurización debe hacerse para evitar la transmisión de bacterias, otros insisten en que este procedimiento no se debe hacer porque se corre el riesgo de eliminar nutrientes importantes. Algunos como Anne Dodera, doctora en Veterinaria de Uruguay, resaltó en el portal Engormix la importancia de pasteurizar sobre todo si no se tiene un control sanitario del hato o si se ha comprobado que la madre es portadora de patógenos. Sin embargo, reconoció que el proceso puede resultar difícil de hacer en pequeñas o medianas ganaderías. Asimismo, Luis Albornoz, doctor en Ciencias Veterinarias de Uruguay, recomendó el procedimiento porque se eliminan del calostro bacterias como el Staphylococcus spp, el Streptococcus, la Salmonella y la Brucella, así como los virus de leucosis, diarrea viral bovina y parvovirus, entre otros. En cambio, otros expertos como el médico veterinario colombiano Andrés Covaleda o Carlos Vallejo, de México, desaconsejaron esta práctica porque se podrían destruir nutrientes esenciales cuando se aumente la temperatura. (Lea: Entre más calostro consuma un animal más sano será) En todo caso, el técnico agropecuario ecuatoriano Germán Arturo Godoy hizo algunas recomendaciones basado en una investigación del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Iniap. En primer lugar, se sugiere el análisis del calostro antes de administrarlo para comprobar qué tan contaminado está. Posteriormente, se debe suministrar en las primeras 24 horas de vida con una concentración de inmunoglobulinas mayor a 50 mg/ml, en un total de 6 litros repartidos en 3 a 4 dosis. Finalmente, se debe hacer un seguimiento continuo de la salud de hato y de la madre, para garantizar que el alimento que le ofrezca a su hijo tenga la calidad más alta y esté libre de los patógenos más graves, para que en el caso en que no decida pasteurizar, al menos esté tranquilo de que no le está transmitiendo enfermedades a los terneros.