La brucelosis es una enfermedad que ha causado mucha controversia en Colombia porque hay mucha confusión con los temas de vacunación, diagnóstico, normatividad y otros aspectos en donde hay concordancias y discrepancias.

Tener un predio en donde los animales estén infectados con brucelosis es uno de los miedos de muchos productores, quienes ante la desinformación que existe, sienten temor por perder sus animales y su negocio. Hoy en día, Colombia tiene un programa liderado por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en el cual se establecen medidas para la prevención y control de la Brucella Abortus en especies bovina, bufalina, ovina, caprina, porcina y equida dentro del territorio nacional. (Lea: ¿Por qué el ganadero debe aprender de la cultura diagnóstica de brucelosis?)

De acuerdo con Carlos Suarez Ramírez, médico veterinario y especialista en Epidemiologia acreditado por el ICA-Brucelosis y Tuberculosis, para el diagnóstico de brucelosis se debe tener en cuenta la historia de la finca, el origen de los animales, los resultados previos a brucelosis así como la técnica empleada, el cuadro clínico, la cepa vacunal empleada y técnica diagnóstica a utilizar.

En el caso de Colombia, el Programa Nacional de prevención y Control de Brucelosis, establecido en la Resolución 075495 incluye medidas sanitarias para la prevención y control. En las primeras se puede llevar a cabo la vacunación obligatoria, la estratégica que son desarrolladas por médicos veterinarios que realizan asistencia a los predios previo a solicitud al ICA, certificación de predios libres de brucelosis que favorece el objeto de controlar y erradicar la enfermedad del país permitiendo cumplir con los requisitos sanitarios para admisibilidad de animales y productos en los mercados internacionales, y la vigilancia activa en predios libres de brucelosis. (Lea: Brucelosis bovina, un problema de alta prevalencia en Colombia)

En las medidas de control está el diagnóstico de la brucelosis a través de muestras serológicas o en sangre y de tejidos animales sacrificados o muertos para definir las condiciones sanitarias de los predios, movilización de animales, estudio epidemiológico complementario y saneamiento de predios.

En los predios que son identificados como positivos, hay una intervención oportuna para así realizar el control y la erradicación de la infección, minimizando la posibilidad de transmisión a los humanos y las pérdidas económicas en el predio.

Vacunación

Suarez Ramírez explica que entre las vacunas existen dos disponibles en el país, la Cepa 19 y la Cepa RB 51 que “protegen entre un 75 y un 80 % a la población de terneras vacunadas, entonces no se protege todo el hato de animales infectados pues siempre va a quedar un margen que no tendrá el biológico. No es que las vacunas funcionen mal, sino que estas no protegen el 100 % de la población”.

Sin embargo, parte de esa población se puede inmunizar haciendo un programa de revacunación para que proteja algunas de esos animales que no quedaron primovacunadas.

“Cuando hay un porcentaje de positividad demasiado alto en los resultados de las pruebas, es común que el ganadero no quiera sacrificar los animales positivos y mucho menos a los negativos, pero a veces toca tomar una decisión con ellos”, expone Suarez Ramírez. (Lea: Resuelva sus inquietudes acerca del diagnóstico de brucelosis bovina)

Finalmente, el profesional asegura que “debemos darle la recomendación a los ganaderos que debemos salir de ese animal, porque con una enfermedad de estas no nos podemos dar el lujo que permanezca en el predio”.