Expertos indicaron que los árboles, por más antiguos que sean, crecen más que los jóvenes, siguen capturando dióxido de carbono, salvan la vida de personas y contribuyen a mejorar el medio ambiente.

Varios estudios elaborados por expertos en la materia coinciden en resaltar el potencial que tienen los árboles tanto en el área rural, bien sea en un bosque o al interior de actividades agrícolas y pecuarias, como en el área urbana, donde intentan mantener en armonía el estado del medio ambiente, a pesar de la contaminación que se genera en las ciudades.

De acuerdo con un estudio elaborado por el Servicio Geológico de Estados Unidos, liderado por el ecólogo Nathan Stephenson, que también contó con la participación del experto en bosques Álvaro Duque, coautor de la investigación y profesor de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, luego de analizar 673 mil 046 árboles de 403 especies de parcelas forestales, en climas tropicales y templados del mundo, se determinó que los árboles viejos son claves para mantener el equilibrio ecológico del planeta. (Lea: Produzca agua potable a partir del aire en época de verano)

Anteriormente se decía que los árboles paran de crecer en masa una vez alcanzan ciertos tamaños y pierden su vigor a medida que envejecen, pero el paradigma ha tenido un giro de 180 grados. Después de analizar las especies arbóreas se halló que el 97 % de los más antiguos seguían creciendo en masa, lo que les permite capturar grandes cantidades de CO2 y eliminarlo de la atmósfera.

“Ello contradice la idea de que el crecimiento en masa de los árboles grandes se detiene una vez estos alcanzan cierto tamaño. Hay familias en nuestros bosques que alcanzan dimensiones muy grandes, como Leguminosae, Bombacaceae y Lecythidaceae, entre otras. En las tierras altas, los robles (Fagaceae) juegan un papel preponderante”, aseguró Duque.

De otro lado, se destaca un estudio realizado por Dave Nowak y Eric Greenfield, de la Estación de Investigación del Norte del Servicio Forestal de los EE.UU., y Satoshi Hirabayashi y Allison Bodine del Instituto Davey, porque señala que los árboles vinculan directamente la eliminación de la contaminación del aire con la mejora de los efectos en la salud humana y los valores de salud asociados. Los científicos descubrieron que la eliminación de la contaminación es mucho mayor en las zonas rurales que en las urbanas. Sin embargo, los efectos en la salud humana son mucho mayores en las zonas urbanas que en las rurales.

“Con más de 80 % de los estadounidenses que viven en el área urbana, esta investigación pone de relieve cómo los bosques urbanos son esenciales para la gente en todo el país”, dijo Michael Rains, director de la Estación de Investigación del Norte y el Laboratorio de Productos Forestales. (Lea: Carne verde, carne forrajera)

Los efectos sobre la salud relacionados con la contaminación del aire incluyen impactos en pulmones, corazón, sistema vascular, y sistemas neurológicos. En los Estados Unidos se producen aproximadamente 130 mil muertes relacionadas con contaminantes como dióxido de nitrógeno, ozono, dióxido de azufre y partículas menores a 2.5 micras.

“En términos de impacto en la salud humana, los árboles en las zonas urbanas son mucho más importantes que los árboles rurales debido a su proximidad a la gente”, dijo Nowak, quien agregó que “hemos encontrado que, en general, cuanto mayor sea la cobertura de árboles, mayor será la eliminación de la contaminación, y que cuanto mayor es la densidad de población, mayor es el valor de los beneficios para la salud humana”.

En otras palabras, anualmente en Estados Unidos los árboles le salvan la vida a 850 personas.

Finalmente, como en el caso americano, en Colombia los árboles también contribuyen al mejoramiento del ecosistema, así lo indicó Juan Carlos Gómez, coordinador técnico del programa Ganadería Colombiana Sostenible, GEF, quien señaló que en cualquier sistema productivo donde hayan árboles habrá formaciones de compuestos de carbohidratos, habrá captura de carbono. (Lea: El cucarrón estercolero se está quedando sin trabajo por el verano)

“A eso hay que sumarle que con la caída de hojarascas se produce materia orgánica y mejora la calidad del suelo, disminuye la erosión eólica y productiva en cualquier sistema agrícola, pecuario o agropecuario. Sobre el aire, hay captura de CO2, producen oxígeno, disminuyen las acciones del viento, que contribuyen al secamiento de los pastos, producen sombra para los animales, entre otros servicios como refugio para el escarabajo estercolero”, concluyó Gómez.