Como cualquier intervención médica, las vacunas pueden causar reacciones adversas en algunos animales. La incidencia de estas puede ser minimizada con una preparación adecuada, administración cuidadosa y monitoreo diligente. Implementar recomendaciones en los programas de vacunación no solo mejora la salud y el bienestar de los bovinos, sino que contribuye a la sostenibilidad y rentabilidad de la producción ganadera. (Lea en CONtexto ganadero: Arranca el primer ciclo de vacunación 2024 contra fiebre aftosa y brucelosis bovina en Colombia)
Hugo Camargo, médico veterinario y actual representante de Vecol en el departamento de Asistencia técnica, explica que “el único tratamiento que tenemos para la fiebre aftosa es la vacunación”. Todo esto, teniendo en cuenta que el tratamiento que se da una vez se tenga la enfermedad es un fúsil sanitario en el cual se sacrifican los bovinos de manera masiva.
A partir de esto, es mejor utilizar la prevención de la enfermedad por medio de buenas prácticas ganaderas en las que prime el bienestar animal.
De acuerdo con Camargo, “dentro del bienestar animal se explican 5 libertades y los profesionales y ganaderos intervenimos en todas. En la número cuatro, que son animales libre de color, de lesión y de enfermedad intervenimos por medio de la prevención a través de los planes sanitarios en la vacunación contra la fiebre aftosa”.
Las vacunas son un agente infeccioso capaz de inducir una respuesta inmune, más o menos duradera, sin producir ningún tipo de lesiones en el animal. Vacunar no es llevar la enfermedad a la finca, las vacunas son inocuas y no causan año a los bovinos.
Manejo adecuado de las vacunas
“Desde Vecol recomendamos una vacunación subcutánea. Sin embargo entendemos que algunas zonas la aplicación tenga que ser intramuscular, por lo cual sugerimos la utilización de una aguja larga”, describe Camargo.
En cuanto a la conservación, el biológico se debe mantener entre 2 y 8°C sin llegar a la congelación de la vacuna. Es por esto que el transporte de esta herramienta debe hacerse con suficiente hielo o gel refrigerante.
Es fundamental que al aplicar la vacuna esta no se expongan al sol. Además, “se debe verificar el número de lote y la fecha de vencimiento para no aplicar un biológico vencido. Finalmente hay que agitar suavemente el frasco antes de aplicar la vacuna”, sostiene Camargo.
Cuando se congela la vacuna se puede presentar la pérdida de la capacidad inmunizante, que es acumulativa y reversible. Cuando esto sucede, el biológico pierde su estructura coloidal, cristalizando, lo cual ocasiona además de la pérdida de potencia, muchas reacciones locales.
Riesgos asociados al manejo inadecuado
Estos riesgos no solo se relacionan “con la mala conservación del biológico, sino un mal manejo de las agujas o jeringas. Cuando aplicamos algún medicamento o vacuna con una jeringa o aguja contaminada podemos estar inoculando patógenos a los animales. Cuando se contaminan estas herramientas se forman más de tres millones de bacterias después de cinco horas, de ahí la importancia de utilizar agujas desechables o jeringas desechables”, detalla Camargo. (Lea en CONtexto ganadero: Lo que debe hacer en el momento de la vacunación y lo que no hacer)
Manejo del biológico a nivel de campo
El profesional afirma que los vacunadores deben contar con todas las medidas de protección y deben realizar sus actividades en instalaciones adecuadas para la prevención de accidentes.
Posibles reacciones adversas durante la vacunación contra aftosa
Reacciones locales:
- Dolor.
- Enrojecimiento.
- Inflamación y edema localizados.
- Nódulo en sitio de inyección.
- Linfadenitis regional.
Reacciones sistémicas:
- Inquietud o letargia.
- Inapetencia.
- Erupción cutánea autolimitante.
- Exantema generalizado de aparición tardía y breve duración.
- Disminución transitoria de la producción.