Las terrazas agrícolas son los terraplenes formados en las laderas de los cerros y que sirven para cultivar en zonas de pendientes, teniendo en cuento el criterio de conservación de los suelos y el agua. Conózcalas.
Con el fin de reducir la erosión del suelo, aumentar la infiltración del agua para que esta pueda ser utilizada por los cultivos, las terrazas agrícolas se convierten en una forma de sembrar y tener más cosechas, pues ayudan directamente a los suelos y las aguas. (Lea: 5 razones para consumir cultivos tradicionales)
El objetivo de estos espacios es disminuir el volumen de escurrimiento que llega a las construcciones aguas abajo, de tal forma que se pueda reducir el contenido de sedimentos en las aguas de escorrentía y así acondicionar los terrenos para las labores agrícolas.
Es por esto que para que este sistema sea efectivo, debe usarse en conjunto con otras prácticas como el surcado al contorno, cultivos en fajas, rotación de cultivos y un manejo de acuerdo a la capacidad de uso del terreno.
En este punto, se requiere de un sistema de manejo del agua ya sea para almacenar los excesos de agua o para conducirlos hacia los cauces naturales, empastados, desagües subterráneos, drenes y estructuras de desviación de los excedentes de agua.
Estas cuentan con la característica de adaptarse a terrenos con diferentes especificaciones, es por esto que para su construcción se deben tener en cuenta estos factores:
Clima: Las terrazas se adaptan a condiciones variadas de clima, por lo tanto la diferencia aquí sería el sistema a utilizar. Es por esta razón que se tienen terrazas que almacenan el agua o desaguan los excesos de agua, teniendo en cuenta si la precipitación media anual es menor o mayor de 800 mm respectivamente. (Lea: 7 soluciones e innovaciones que están transformando la agricultura)
Erosión: Se construyen para reducir la erosión del suelo hasta la tasa de erosión máxima o para recuperar terrenos fuertemente erosionados. En este caso, la construcción es costosa pues el mantenimiento debe ser constante y las operaciones de labranza son difíciles.
Topografía: Al aumentar la pendiente, la construcción, el mantenimiento y las dificultades de laboreo de las áreas terraceadas, se pueden incrementar los costos hasta llegar a ser mayores que los beneficios que pudieran obtenerse en un tiempo razonable.
Es por esto, que los rangos pendientes donde no es recomendable utilizar las terrazas no se determinan por formula sino por aspectos sociales, económicos y técnicos que incluyen la facilidad de laboreo y las prácticas de conservación adicionales.
Pedregosidad: Los suelos que son extremadamente pedregosos no permiten una construcción práctica y económica de las terrazas con maquinaria, pero en estos casos se pueden establecer bordos de piedra acomodada para captar los excesos de agua y sedimentos en las partes bajas de las parcelas.
Suelos: Las especificaciones del suelo determinan el tipo de terraza y de desagüe que se debe utilizar, así como la profundidad de corte tolerable y el espaciamiento que debe existir entre estas.
Disponibilidad de maquinaria o mano obra: Algunas veces en áreas de corte afloran a la superficie materiales no fértiles que pueden hacer prohibitivo algún sistema de terrazas. (Lea: Granjas urbanas, el furor de Nueva York)
Fuentes: Portalfrutícola.com y Manuel técnico Rehabilitación y construcción de terrazas agrícolas prehispánicas