Así como los animales, las plantas también requieren alimentación y un medio adecuado para su desarrollo que lo encuentran en el suelo en el que están sembradas, teniendo en cuenta que existen distintas variedades de este. Conózcalas.

Para comenzar a entender la tierra, hay que tener claro que existen diversidades de suelo con mayores o menores capacidades de alimentar al forraje sembrado que van de acuerdo con sus características físicas y química. (Lea: Conozca qué pasa con el suelo en los sistemas ganaderos )

De acuerdo con el Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), las principales propiedades físicas del suelo son las siguientes:

La textura: Tiene que ver con la presencia de tres componentes inorgánicos llamados arena, limo y arcilla. Dependiendo de lo cual serán arenosos, limosos o arcillosos, condiciones que influyen en la retención de agua, aireación, drenaje, contenido de materia orgánica y por lo tanto, en la fertilidad.

Estructura: Se relaciona con el anterior porque se basa la formación de agregados de los mismos tres componentes y por las mismas razones influye en la fertilidad del suelo.

Color: Varía según el tipo de suelo. Mientras mayor sea la cantidad de materia orgánica será más oscuro, rojizos por la presencia de hierro o grises por alto contenido de cal y de sales.

Porosidad: Se refiere a la porción de espacio ocupada por elementos no sólidos como agua, aire y gases, teniendo en cuenta que en general, el suelo está constituido por 50 % de materiales sólidos, 45 % de minerales, 5 % de materia orgánica y 50% de espacio poroso.

Permeabilidad: Se refiere a la capacidad de permitir el paso de agua. Por ejemplo, los suelos arcillosos suelen ser impermeables.

Profundidad: Es aquella a la cual pueden penetrar las raíces sin obstáculos físicos ni químicos, siendo muy importante para la definición del cultivo teniendo en cuenta su tipo de enraizamiento.

Siguiendo con el Manual Práctico Ganadero de Fedegán, las principales propiedades químicas son: (Lea: Tipos de suelos y formas de tratarlos a favor de la ganadería)

El pH: Es un indicador de la acidez del suelo entre 0 y 14. Los de pH 7 son neutros, los de menos de esto son ácidos y los de más de 7 son básicos, es decir con presencia de base que son sustancias con la capacidad de neutralizar la acidez. En Colombia la mayoría de los suelos son ácidos o ligeramente ácidos.

Salinidad: También conocida como conductividad eléctrica por su forma de medición. Esta determina el contenido de sales del suelo que puede ser excesivo por efecto de aguas con muchas salinas y por la falta de un drenaje adecuado.

Capacidad de intercambio: Se refiere a dos fenómenos relacionados. Uno con la capacidad de capturar de nitrógeno de la atmósfera conocida como fotosíntesis del suelo que es esencial para la planta. El otro es el intercambio iónico y se entiende como la capacidad de retener otros elementos del suelo y liberarlos como alimento de las plantas.

Materia orgánica: No se necesita ser agrónomo para saber que esta es fundamental para el crecimiento de las plantas, pues está constituida por residuos vegetales de siembras anteriores o añadidos, así como también por los residuos de los animales en potreros, otros añadidos como lo son carbohidratos, ligninas y proteínas.

Sin embargo, la plantas no se alimentan de materia orgánica sino de elementos químicos básicos, por eso es tan importante la capacidad de intercambio no solo para fijar nitrógeno, sino para descomponer esa materia orgánica en Dióxido de carbono y humus que alberga la parte de los nutrientes del suelo.

Esta transformación se presenta gracias a los microorganismos como lo son las bacterias, hongos, etc. Estos son capaces de transformar grandes cantidades de materia orgánica en elementos esenciales. En resumen, la materia orgánica además de hacer disponibles los nutrientes del suelo, afecta muchas de sus propiedades entre estas la estructura porque evita la compactación y reduce el riesgo de erosión, además de mantener estable el pH.

Trípo de de fertilidad: La fertilidad de los suelos es una combinación de las características físicas que permiten la transformación de la materia orgánica en unos elementos químicos que constituyen el alimento de las plantas. Dentro de estos elementos, el nitrógeno, fósforo y potasio ocupan un espacio importante porque pueden ser producidos por los microorganismos cuando mineralizan la mayoría orgánica, pero también añadidos cuando se establece su carencia en los suelos.

Análisis de suelos: Es una técnica basada en métodos analíticos que no solo mide la disponibilidad de los nutrientes más importantes como el nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, sodio, azufre, oro, hierro, zinc y manganeso; sino también propiedades químicas como el pH.

Los resultados de estos se concretan en unos correctivos que pueden ser de dos tipos. El primero es el ajuste de las condiciones físicas del suelo como la compactación y permeabilidad a partir de la utilización de maquinaria para drenar o descompactar. El segundo es el uso de enmiendas agrícolas que son entendidas como la adición de toda sustancia cuya acción fundamental consiste en el mejoramiento de, por lo menos, una características física, química o biológica del suelo. (Lea: Enmiendas para suelo en Colombia: ¿Cómo se mueve este sector?)