Un estudio realizado en Colombia comparó los resultados de distintos trabajos sobre los indicadores de rentabilidad de los sistemas agroforestales y silvopastoriles en el contexto amazónico. Conozca cuáles son y qué otras conclusiones se obtuvieron.
Esta comparación hace parte del texto “Sistemas sostenibles de producción ganadera en el contexto amazónico. Sistemas silvopastoriles: ¿una opción viable?” del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con apoyo de otras entidades.
Los indicadores de rentabilidad evaluados fueron VAN: valor actual neto; B/C: relación beneficio/costo; TIR: tasa interna de retorno; y VET: valor esperado de la tierra. (Lea: Silvopastoriles permiten disminuir en 19 % los costos de producción)
En un cuadro compararon los modelos de los indicadores entre sistemas silvopastoriles y agroforestales a los 10 y a los 25 años, comprobando que aumentan con el tiempo, ya que dependen de la estructura del arreglo agroforestal (composición de árboles y leñosas perennes).
De acuerdo con los autores, al comparar el VAN a los diez años se encontró que “Pasturas mejoradas” presentó el menor valor comparado con los que tienen mejoramiento en la alimentación aportada por arreglos intensivos como los “Bancos de proteína”.
Bajo un sistema tradicional con pastura natural, se obtiene un ingreso de $407.086 COP para el segundo año, teniendo en cuenta una carga animal de 0.7 UA/ha y una producción de leche de 2.9 L/vaca/día, pero esta producción decae en el tiempo debido a la reducción de la capacidad productiva de la misma, por lo cual se llega a un ingreso aproximado a cero para el décimo año.
Por otro lado, al implementar estas tecnologías, se genera un costo inicial con valores negativos para pastura mejorada, pastura mejorada asociada con Arachis pintoi y banco de proteína para corte y acarreo. (Lea: Sistema silvopastoril intensivo, opción de ganadería sostenible)
Los ingresos netos que se perciben a partir de la implementación de pasturas mejoradas muestran un período de repago de cinco años con utilidades de $1.710.885 COP debido al incremento de la productividad animal con una carga animal de 1.4 UA/ha, producción de leche 4 L/vaca/día y carne 430 g/animal/día.
En un estudio realizado, Pérez y Lascano (1992) reportan para la zona de Villavicencio (Colombia) ganancias de peso por UA de 203 kg/año y de 609 kg de carne/ha/año, en tanto que Bianchi et al. (2001) encontraron que en Brasil eran de 290 y 342 kg carne/ha/año.
En Costa Rica, Jiménez (2007) reportó para engorde de novillos bajo pastoreo con B. brizantha y suplementación de pollinaza una ganancia de peso de 570 g/animal/día. (Reportaje: Estos son los ingresos, inversiones, gastos y costos de implementar un sistema silvopastoril)
Para la tecnología de pastura mejorada, que incluye una leguminosa rastrera como Arachis pintoi, mejorar la oferta de forraje de calidad reduce la presencia de malezas y, en la época de sequía, resiste la escasez de agua y permite mantener la humedad del suelo.
En este sentido, Suárez (2009) encontró un incremento para pastura mejorada con A. pintoi del 30 % en ingreso neto, debido al aumento en los indicadores de producción animal. Por su parte, Holmann et al. (2004) mencionan el aumento de la oferta de forraje de calidad y cantidad.
Resultados similares son reportados por Barrera-Mosquera et al. (2004), quienes evidenciaron un aumento equivalente en producción al 27 % entre las pasturas mejoradas (9,5 kg/vaca/día) y la pradera natural (7,5 kg/vaca/día) y de beneficios netos del 40 %.
Los ingresos netos al suplementar con banco de proteína para el año 6 y 7 son $8.788.173, por una mayor producción de leche en 5 L/vaca/día y carne 400 gr/vaca/día. (Lea: Algunos de aportes de los silvopastoriles en el valor agregado de la ganadería colombiana)
Sin embargo, López (2005) informó en su estudio que el suministro de forraje de la leñosa a las vacas incrementó la producción de leche en un 27 %, comparado con el sistema tradicional que no utiliza suplementación alimenticia.
Asimismo, Sánchez (2007) reveló que una producción de leche bajo la suplementación de pollinaza fue de 4 kg/vaca/día y se incrementó a 5 kg/vaca/día con la alternativa de suplementación con el banco forrajero de C. argentea + caña de azúcar. Ambas estrategias de suplementación tuvieron como dieta basal potreros dominados por las especies jaragua, jengibrillo, Brachiarias y estrella.
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