La médica veterinaria y M. Sc. Soledad Espíndola indicó cuáles productos se pueden usar para cambiar la fermentación del rumen y cuáles son los efectos de cada una de estas alternativas, que ayudan a mejorar el consumo de materia seca y la conversión del alimento.

La modulación tiene como objetivos aumentar la degradación de carbohidratos estructurales (fibra) y no estructurales (almidón, pectinas), elevar la producción de ácidos grasos volátiles (AGV) y estimular la producción de propionato.

Con esto también se busca inhibir la producción de metano, controlar la producción de lactato y disminuir el amonio (NH4+). Entre los productos están buffers y alcalinizantes, probióticos, ionóforos y extractos de plantas como saponinas y aceites esenciales.

Buffers y productos alcalinizantes

Entre estos, la experta chila destacó el bicarbonato, sesquicarbonato y bentonita de sodio, y óxido de magnesio, que pueden mejorar la fermentación ruminal al disminuir la duración de los períodos cuando el pH del rumen cae por debajo de 6.

También ayudan ante la degradación de la fibra que determinan raciones con ensilajes de bajo pH (menos de 4), por debajo de 50 % de MS y de 19 % de Fibra Detergente Ácida (FDA), los forrajes finamente picados, el alto uso de concentrado y/o granos finamente molidos.

Probióticos

Estos incluyen cultivos de levaduras, compuesto de Saccharomyces cerevisiae; extractos del hongo Aspergillus oryzae (con su medio de cultivo y productos de fermentación) y las levaduras vivas (S. cerevisiae). (Lea: Esta sería la forma correcta de suministrar ionóforos al ganado)

El medio de cultivo y los productos de fermentación, que comprenden ácidos orgánicos, vitaminas, enzimas y aminoácidos, junto a las levaduras vivas o muertas, con un mecanismo enzimático en común estimularían a las bacterias celulolíticas y hemicelulolíticas.

La revisión bibliográfica de la autora halló que el pH ruminal aumentó en promedio 1,6 % en el 86 % de los experimentos; la concentración de NH4+, 3,2 % en el 40 % de los casos; los AGVs, un 5,4 %, en tanto que el lactato disminuyó en 8,1 % en 65 % y 72 % de los casos.

Estos cambios, aunque “modestos”, reflejaron mejoras en producción: el consumo de MS y la eficiencia de conversión del alimento se elevaron cerca del 1,2 % en el 81 % y 75 % de los experimentos, respectivamente, mientras que la producción de leche crece cerca del 3,4 %.

Antibióticos

La virginiamicina que actúa sobre bacterias gram+ responsables de la producción de lactato, como Streptococcus bovis y Lactobacillus sp., mejora la degradabilidad de la fibra y regular el pH ruminal, con lo que disminuye el riesgo de acidosis y tiende a aumentar la producción de leche.

Los ionóforos son un tipo de antibióticos que gracias a su mecanismo de acción resultan favorecidas aquellas bacterias que producen propionato. Así se optimiza el metabolismo energético y nitrogenado y se reduce el riesgo de timpanismo y acidosis láctica.

Un metaanálisis de 71 ensayos sobre el impacto del ionóforo monensina en producción de leche concluyó que disminuye el consumo de materia seca en 0,3 kg, aumenta la producción en 0,7 kg en dietas bajas en forraje y en 1,5 kg en dietas bajas en concentrado y/o pastoreo; y mejora la eficiencia de producción un 2,5%.

Disminuye el porcentaje de grasa láctea en 0,13 %, pero no tiene efecto sobre la producción de grasa; sin embargo, es una variable que mostró mucha heterogeneidad influenciada por la dieta. (Lea: 8 condiciones necesarias en el rumen para una correcta fermentación)

La proteína en leche disminuyó un 0,03 %, pero la producción de proteína aumentó en 0,016 kg/d. La condición corporal subió en 0,03 y la ganancia de peso en 0,06 kg/d. Además, creció la concentración de ácido linoleico conjugado en la leche de vacas suplementadas (22 %).

El resultado estaría afectado también por la forma de entrega de la monensina, encontrándose una mejor respuesta en producción de proteína cuando se entrega en la sala o sobre el alimento a diferencia del bolo de liberación controlada o dispersa en una ración totalmente mezclada.

Extractos

La mayor conciencia de los peligros para la salud humana asociados al uso de aditivos antibióticos y químicos en producción animal, ha acelerado las investigaciones de plantas y sus extractos como aditivos para la alimentación animal, como las saponinas y los aceites esenciales.

Las saponinas tienen propiedades surfactantes o detergentes naturales dados sus componentes solubles en agua y grasa. Su acción se centraría en inhibir la producción de metano y la reproducción de protozoos ciliados en el rumen.

Los aceites esenciales corresponden a moléculas lipofílicas con actividad antimicrobiana frente a bacterias grampositivas y gramnegativas, a diferencia de monensina y virginiamicina. (Lea: Conozca la importancia de los probióticos en el desarrollo del rumen)

El resultado observado es una disminución en la deaminación y en la metanogénesis y un aumento en las concentraciones de butirato y propionato. Sin embargo, estos efectos dependen de las características de la dieta y del pH ruminal en gran medida.