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Foto: blog.agrocampo.com.co

En 1995, solo el 20% de los toros comercializados en Brasil eran descendientes de toros evaluados genéticamente.

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Qué hizo Brasil para llevar su genética animal a otro nivel

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

Claudio Magnabosco, con más de 35 años de experiencia, habló para CONtexto Ganadero sobre cómo la combinación de avances genéticos y prácticas de manejo innovadoras está transformando la ganadería brasileña.

Claudio Magnabosco, distinguido zootecnista y PhD en genética y mejoramiento animal con más de 35 años de experiencia, fue entrevistado por CONtexto ganadero, donde compartió sus visiones sobre la evolución de la ganadería en Brasil. Magnabosco, reconocido investigador en una empresa líder en investigación agropecuaria en Brasil y vicepresidente de la Asociación Nacional de Criadores de Nelore (ANCP), es una figura destacada en el impulso de programas de mejoramiento genético en el país.

Durante la entrevista, Magnabosco resaltó un cambio significativo en los criterios utilizados en la ganadería brasileña en las últimas dos décadas. Según cuenta, en los años 90, los grandes toros de inseminación eran seleccionados principalmente en base a sus éxitos en ferias ganaderas. Sin embargo, a lo largo del tiempo, y con el apoyo de la ANCP, se ha observado una transformación en la mentalidad de los ganaderos hacia la valoración de toros con pruebas genéticas.

“En los últimos 20 años ha habido un cambio muy grande sobre los criterios usados sobre la ganadería en Brasil” señala el experto.

En 1995, solo el 20% de los toros comercializados en Brasil eran descendientes de toros evaluados genéticamente. Hoy en día, el 85% del semen utilizado en Brasil proviene de toros participantes en programas de mejoramiento genético, lo que destaca el creciente valor que el mercado otorga a estos animales basados en su genética y genoma.

Este cambio en los criterios de selección ha impactado significativamente en las razas cebuinas, como Nelore, y en la producción de hembras para cruces. Zambrano subrayó que este progreso no se limita solo a la genética animal, sino que también abarca las condiciones de manejo del pasto y las fincas. La mejora en el rendimiento productivo ha sido evidente, con el promedio de capacidad de carga aumentando considerablemente en las últimas décadas.

Magnabosco enfatizó que el máximo potencial de la producción animal radica en la interacción entre la genética y las condiciones del animal. En Brasil, esta interacción ha llevado a un aumento significativo en la productividad por hectárea. Se ha pasado de una tasa de rotación de 0.8 animales por hectárea hace 30 años a 1 unidad animal durante la estación seca y hasta 2.5 durante la estación de lluvias en la actualidad.

“Solamente la genética no hace nada, y la sola mejora del manejo no hace nada, ellos tienen que caminar juntos” dice el experto.

El cambio en la mentalidad hacia la valoración de la genética y el manejo eficiente del ambiente ha permitido un mejor aprovechamiento del genotipo de los animales mejorados, promoviendo así un sector ganadero más eficiente y productivo en Brasil.