No está presente en América y en Europa, pero sí se observa en África, Australia, Asia y Medio Oriente. Y aun cuando la mortalidad en general es baja, el ganado bovino en buenas condiciones se ve gravemente afectado. En animales muy gordos se han reportados índices de mortalidad del 30 %.
De acuerdo con el artículo del Centro para la Seguridad Alimentaria y Salud Pública de la Universidad Estatal de Iowa y el Instituto de Cooperación Internacional de Biología, es producida por el virus de de la fiebre efímera bovina (VFEB), miembro del género Ephemerovirus, familia Rhabdoviridae.
Solo el ganado bovino (Bos sp.) y el búfalo de agua (Bubalus bubalis) desarrollan la enfermedad, y aunque en ovejas se logró la infección experimental, no se informaron infecciones de estas especies fuera del laboratorio. (Lea: ¿Qué es la perineumonía contagiosa bovina?)
Distribución geográfica y transmisión
La FEB es endémica en la mayoría de las zonas tropicales y subtropicales de África, Australia, Medio Oriente y Asia. En algunos países se producen brotes localizados casi todos los años; en otros, se informan casos únicamente durante las epizootias. El VFEB no se encuentra en Europa, América del Norte o del Sur, ni en Nueva Zelanda.
Parece ser transmitida por artrópodos. No se conocen con certeza los vectores pero se sospecha que los mosquitos son los vectores biológicos más importantes. La enfermedad también se puede propagar por inoculación intravenosa de pequeñas cantidades de sangre.
Signos clínicos
La fiebre efímera puede ser de leve a grave en el ganado bovino y la mayoría de los casos se producen en toros y en vacas de alta producción. Los síntomas varían según el animal, pero generalmente se presenta primero la fiebre.
Durante el primer pico de fiebre, la producción láctea en vacas lecheras disminuye drásticamente, aunque otros signos clínicos tienden a ser leves. Algunos animales se deprimen, sufren rigidez o rehúsan a moverse. Al segundo día, que puede coincidir con un segundo pico de fiebre, los síntomas se agravan.
Los animales generalmente pierden el apetito, aumenta la frecuencia cardíaca y se producen descargas serosas o mucosas de la nariz. También se puede observar salivación profusa, temblores o secreciones oculares. Algunos animales desarrollan edema submandibular o edemas focalizados en la cabeza.
La cojera, la rigidez y el dolor en las articulaciones son frecuentes; con o sin inflamación en las mismas. La cojera puede ser tan grave que parece una fractura o dislocación. Muchos animales, particularmente las vacas en buen estado y los toros, pueden permanecer caídos desde 8 horas hasta días. Algunos pierden los reflejos temporariamente y no pueden levantarse.
La mayoría de los animales empiezan a mejorar uno o dos días después de que aparecen los primeros síntomas y se recuperan por completo en uno o dos días más. Las vacas lecheras y los animales en buen estado generalmente se ven afectados gravemente y su recuperación puede llevar hasta una semana. En general, pierden su condición corporal rápidamente durante la enfermedad y recuperan su peso lentamente.
Las complicaciones no son frecuentes, pero entre estas se incluyen parálisis temporal o permanente (poco frecuente), incapacidad de andar, neumonía por aspiración, enfisema pulmonar, mastitis y enfisema subcutáneo a lo largo del lomo.
En los toros se puede desarrollar esterilidad temporal (de hasta 6 meses) y pueden producirse abortos en las vacas; la esterilidad permanente no es frecuente. En los animales recuperados, la producción de leche disminuye de un 10 a 15% durante el resto de la lactancia, pero vuelve a la normalidad con las preñeces subsiguientes. Las vacas que se enferman durante la última fase de lactancia no pueden volver a producir.
La muerte no es frecuente, aunque se puede producir durante el estadio de fiebre o de convalecencia; generalmente es el resultado de complicaciones secundarias, como neumonía o traumas. El búfalo de agua presenta síntomas semejantes, pero la enfermedad suele ser más leve.