La leucaena es una especie leguminosa que aporta grandes beneficios en la mitigación del cambio climático, pues hace parte de los sistemas silvopastoriles que se están implementando. Conozca cómo debe ser la selección de esta semilla.
La lecucaena es un árbol leguminoso del trópico de alto valor nutricional, rápida recuperación después del ramoneo, fija nitrógeno y tolera periodos de sequía prolongados. Existen varias especies de leucaena con muchas procedencias diferentes para varios usos, pero no todas se adaptan a sistemas silvopastoriles como los intensivos. (Lea: 5 beneficios de sembrar leucaena en predios ganaderos)
De acuerdo al Manual 1 ‘Establecimiento de manejo de sistemas silvopastoriles’ elaborado por el Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible, se deben utilizar cultivares y accesiones comprobadas como forrajeras debido a que esta es una planta multipropósito, es decir, que se puede usar para leña, madera y abono verde.
La leucaena tiene gran variabilidad genética, por lo tanto no todas las procedencias son buenas forrajeras. En el caso de las especies nativas o locales, estas se caracterizan por ser muy leñosas, con alta producción de follaje y baja palatabilidad, por lo cual se defolian en la época de sequía y tienen alta concentración de metabolitos secundarios.
Los expertos que han trabajado con sistemas silvopastoriles recomiendan la Leucaena leucocephala tipo Cunninghan generada por cruce de los tipos en Perú (arbustiva) con tipo Salvador (arbórea). Esta especie tiene alta capacidad de rebrote después del ramoneo, responde muy buen a las podas severas, debido a que sus tallos son flexibles.
Esta característica anteriormente menciona genera que se disminuya el desgarre en las ramas, añadiendo que tiene buena palatabilidad y contiene baja concentración de mimosina, es decir, de metabolitos secundarios.
Para la siembra de este tipo de leucaena es recomendable que se utilice semilla fresca que esté bien almacenada a 7°C, empacada en bolsa de papel que esté preferiblemente alejada del sol y de la humedad.
Para determinar la pureza y calidad de la semilla, es fundamental que el productor realice una prueba mencionada en el manual. “De un kilogramo de semilla pese las semillas dañadas o atacadas por gorgojos y otros insectos, esta cantidad no debe ser mayor al 3 %. De igual manera pese las impurezas encontradas de un kg de semilla que no debe sobrepasar el 3 %, explica el texto. (Lea: Conozca todo lo que debe saber de la siembra directa manual de leucaena)
La aplicación de estos sistemas silvopastoriles en los que está la leucaena conllevan una buena conservación de la semilla, por lo que después de la selección de esta, el productor debe cuidar que la semilla esté seca, bien cubierta y a temperaturas no mayores a los 7°C hasta que vaya a ser utilizada.
En el documento se aconseja que el productor solo debe adquirir “la semilla que va a utilizar en la siembra, es preferible comprar nuevamente para posteriores siembras”, detalla el texto. (Lea: Cómo hacer que la leucaena produzca más)
Finalmente, antes de iniciar con la siembra se debe realizar una prueba de germinación que mencionan los expertos. Esta consiste en trazar una cuadricula de 100 espacios en una hoja de papel absorbente para luego humedecerlo y envolverlo. Este papel debe mantenerse humedecido bajo la sombra en un lugar fresco. Al cabo de una a dos semanas se revisa y se cuenta el número de semillas germinadas para obtener el porcentaje de germinación. Fuente: Manual 1 ‘Establecimiento de manejo de sistemas silvopastoriles’.