Otras dos alternativas nutricionales que se pueden suministrar al ganado son los suplementos proteicos y las sales proteinadas que, como su nombre lo indican, aportan la proteína que el ganado no puede obtener de forma natural a través del consumo de forraje.

El libro “Formulación de raciones para ganado de carne a pastoreo: Métodos, Modelos y Aplicaciones” explica que los forrajes de baja calidad por su deficiencia en proteína son pasturas maduras, pajonales, rastrojos de sorgo y maíz, pajas de cereales, entre otros.

Al ingerir este tipo de alimento, los rumiantes presentan una baja a negativa ganancia de peso vivo debido a que se degrada muy lentamente en el rumen ocasionando a su vez un bajo consumo voluntario. (Lea: Conozca la composición ideal de una sal mineral para bovinos)

Entonces, el libro sugiere el suministro de un suplemento proteico en pequeñas cantidades (0,1 a 0,3 % del peso vivo) para estimular la digestión del forraje e incrementar su consumo, lo que mejora en gran medida el rendimiento del ganado alimentado con este tipo de materiales.

Citando a Soto y Reinoso, señala que un buen suplemento proteico se caracteriza por los siguientes aspectos:

Debe tener un mínimo de 30 % de proteína bruta (PB) con una degradabilidad ruminal mínima de la proteína de 50 a 60 %. Si el suplemento es bajo en proteína, la energía que aporta eleva la deficiencia de nitrógeno (N) en rumen e impacta negativamente, reduciendo el consumo y la digestibilidad del forraje.

Debe estar elaborado preferiblemente con base en proteína verdadera (como harina de soya, expeller de girasol, etc.) ya que es mejor utilizada que el nitrógeno no proteico (NNP, como urea, fosfato monoamonio, etc.) como fuente de nitrógeno (N) por parte de los microorganismos del rumen, especialmente en dietas basadas en forraje.

Cuando se emplea urea como fuente de NNP, esta no debería sobrepasar el 3 % del suplemento o el equivalente proteico aportado no debería superar el 25 a 30 % de la proteína degradable en rumen (PDR) del suplemento en vacas de cría y el 15% en animales en crecimiento o engorde.

Cuando se superan estos niveles de urea, la performance del ganado se reduce en comparación con el uso de suplementos elaborados únicamente con base proteína verdadera. Además, pueden causar problemas de palatabilidad y rechazo del suplemento.

Las proteínas verdaderas normalmente contienen suficiente azufre para cubrir los requerimientos de los microorganismos del rumen. (Lea: Sales mineralizadas proteinadas, opción para reses en trópico bajo y alto)

Sin embargo, cuando se suplementa con NNP, se debe prestar atención al aporte de azufre, pues la suplementación proteica es ineficaz si la dieta es deficiente en este mineral. Generalmente se recomienda adicionar 3 g de azufre inorgánico cada 100 g de urea.

Sales proteinadas

Usualmente los forrajes deficientes en proteína también son deficientes en fósforo y en otros minerales. (Lea: ¿Por qué es necesario un balance energía/proteína en los bovinos?)

Para cubrir estos requerimientos, se pueden ofrecer sales proteinadas, que son suplementos mineralo-proteicos compuestos usualmente por una fuente de NNP (por ejemplo, hasta 10% de urea), una fuente de proteína verdadera (por ejemplo, harina de soya), una fuente de carbohidratos de fácil fermentación (maíz, sorgo, etc.), un regulador del consumo (15 a 30% de cloruro de sodio) y una mezcla mineral. 

Este tipo de suplemento permite consumos de 0,1 a 0,2 % del peso vivo. En la empresa Agropecuaria Chiquique, en Valle del Cauca, emplean una mezcla de 46 % de proteína, 20 % de sal, 12 % de calcio, 4,5 % de fósforo y 4 % de azufre. Cabe aclarar que esta sal no reemplaza a la sal mineralizada