El mejoramiento genético no es un proceso que puede decidirse e iniciarse de un día para otro, debido a que exige una preparación y análisis del hato por parte del productor. Conozca algunos puntos clave que debe tener en cuenta el ganadero para iniciar con estos programas.
La preparación para los programas de mejoramiento genético debe contar con toda la atención del productor, debido a que se necesita un análisis riguroso de los animales, el objetivo al cual se quiere llegar con la implementación de este mejoramiento y también las opciones que hay dentro de la explotación ganadera. (Lea: ¿Sabe usted qué si y qué no en mejoramiento genético?)
Filipo Rapaioli, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Criadores de Ganado Simmental-Simbrah, explica que antes de comenzar cualquier proceso de mejoramiento genético, el productor debe tener claro el objetivo.
“Hay que tener muy claro las condiciones en las cuales están los animales y el predio, es decir, qué tengo en la finca haciendo así un chequeo o revisión de las cosas con las que se cuenta y de las que carece”, expone Rapaioli.
Además de esto, es importante que el productor inicie con una medición de calidad y cantidad de la leche, en el caso de las explotaciones dedicadas a la producción de leche. Por el contrario, para los sistemas de carne es vital que se mida la capacidad de crecimiento de los animales. (Lea: Conozca el diagrama estructural para iniciar un programa de mejoramiento genético)
“Esto se realiza a través de unos pesajes que pueden variar la frecuencia de procedimiento entre quincenal o mensual que se realizan a través de una báscula o en caso de no tenerla, por medio de una cinta”, afirma Rapaioli.
Con estas herramientas, el productor puede estructurar su hato ganadero, para que así se fije un objetivo claro con el proceso y comenzar a hacer un análisis de lo positivo, pero también de lo negativo para tener un mejor panorama.
En palabras de Rapaioli, “arrancando con estos elementos tendremos la capacidad de saber cuál es mi vaca número uno, porque es la que preña todos los años y la que da buena leche o excelentes terneros, pero también podremos saber la vaca número cien que es la que no preña que da poca leche y de difícil manejo”.
Con esta información, el productor puede comenzar a ponerse metas que implica hacer un proceso de descartes de los animales que no aportan las suficientes capacidades para la construcción o formación de ese objetivo trazado.
“Es decir, de esas 100 voy a sacrificar las peores 20 y ahí voy subiendo mi promedio hasta llegar a índices productivos interesantes en cuanto a fertilidad y longevidad”, asegura Rapaioli.
Lo importante de este proceso es que antes de realizar cualquier tipo de acción, el productor tenga en cuenta que debe hacer una preparación previa que implica un análisis de las condiciones de sus animales, ambientales y sociales que hay dentro de la explotación ganadera.
Este procedimiento debe realizarse de la mano de un profesional que cuente con conocimientos y experiencia en el tema, debido a que implica una inversión por parte del productor, que debe garantizar una eficiencia o éxito. (Lea: Lo primero que se debe hacer al iniciar un programa de mejoramiento genético)