Por lo general, las vacas rumian entre 400 a 500 minutos por día. Una reducción de este tiempo se convierte en un indicador de que algo anda mal a nivel tanto digestivo, como con el bienestar del animal, por lo cual es importante hacer un constante monitoreo para una detección temprana de alguna alteración.
La rumia es indispensable para mantener la salud digestiva del animal. Un problema con este proceso desencadenará una disminución de la producción y la aparición de enfermedades como la acidosis ruminal.
Los bovinos cuentan con un estómago adaptado para el aprovechamiento de la fibra, dividido en cuatro compartimientos en los cuales se realiza la digestión de los alimentos ingeridos, estos son el rumen, retículo, omaso y abomaso.
Según María Eugenia Buitrago Guillén, médica veterinaria y zootecnista de la Universidad de Caldas y profesional de la subdirección de salud y bienestar animal de Fedegán - Fondo Nacional del Ganado, “los bovinos tienen una digestión fermentativa y es realizada a través de microorganismos, bacterias, protozoos y hongos. Eso es exclusivo de los rumiantes y estos microorganismos son los que se encargan de degradar el alimento ingerido por el animal”.
Qué es la rumia
La rumia es un proceso de digestión clave en los bovinos que busca el aprovechamiento de la fibra de los carbohidratos estructurales presentes en los forrajes, lo que les permite a los animales obtener la mayor cantidad de nutrientes necesarios para una dieta balanceada.
De acuerdo con lo expuesto por Buitrago, en el portal elproductor.com, el producto final de la fermentación microbiana de la fibra de los carbohidratos estructurales son ácidos grasos volátiles como el acético, el propanoico y butírico, los cuales son absorbidos hacia la corriente sanguínea desde el rumen y pueden representar hasta 75 % del suministro de energía del animal. (Lea en CONtexto ganadero: El proceso de la rumia: Tránsito y absorción ruminal)
En el retículo se forman las pequeñas porciones de alimento que regresan a la boca para ser remasticadas. Al tener una gran superficie, entre 30 y 70 % del agua que ingieren los animales es absorbida en el omaso, además de nutrientes como minerales y potasio.
Señaló la profesional que “el abomaso es el cuarto compartimento del estómago de los rumiantes, llamado el estómago verdadero. En él se secretan enzimas y ácido clorhídrico. Allí ocurre la digestión de las partículas pequeñas que escapan a esa fermentación en el rumen y se hace la digestión de microorganismos que llegan con ese bolo”.
Un cambio en la rumia puede convertirse en indicador de problemas metabólicos como de enfermedades. Es necesario hacer un monitoreo de la misma, no solo para determinar si la cantidad de alimento que está ingiriendo es suficiente, sino para prevenir afecciones que puedean alterar el rendimiento productivo y la calidad de vida del bovino.
Importancia de la rumia
Explicó Buitrago que “si no hay rumia no sobreviven los microorganismos que degradan la fibra y eso genera que no se absorban los ácidos grasos volátiles, la principal fuente de energía, lo que conlleva a que se debilite el animal y comiencen a aparecer problemas metabólicos”.
El proceso de la rumia consiste en una regurgitación, remasticación y reclusión de los alimentos. Los rumiantes pueden masticar y tragar dos veces la misma fuente de comida. A diferencia de los equinos, los bovinos no cuentan con dientes incisivos superiores por lo que no pueden cortar el pasto en trozos pequeños para masticarlo, sino que lo enrollan con la lengua, lo jalan, lo mastican con sus molares, lo mezclan con la saliva y lo tragan en partículas grandes. (Lea en CONtexto ganadero: El proceso de la rumia: Los movimientos ruminales)
Además del monitoreo, se debe tener en cuenta que la rumia es un proceso que es estimulado por la fibra, por ello, esta debe tener un tamaño suficiente para estimular la remasticación y la resalivación. “Se ha identificado que la fibra con tamaño menor a cuatro milímetros reduce la masticación y no estimula la producción de salida”, indicó.
El monitoreo acompañado de una alimentación balanceada serán cruciales para proporcionar medidas que beneficien la salud y reduzcan costos.