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Foto: gob.mx

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Potente gestor en el manejo del ganado lechero

por: - 31 de Diciembre 1969

La tecnología aumenta la producción de leche en vacas en un 20 % y en cabras hasta en 35 %.

La tecnología aumenta la producción de leche en vacas en un 20 % y en cabras hasta en 35 %.

El principal desafío en la nutrición de vacas y cabras lecheras es cubrir los requerimientos de energía, en particular, durante el inicio de la lactación. En esta etapa se desencadenan procesos fisiológicos y metabólicos que dan la pauta para la producción e incremento de la producción de leche. Dicho incremento, conlleva un aumento en la demanda de energía que no puede ser cubierto con los nutrientes consumidos a través de la dieta. (Lea: ¿Cuánto sabe de la alimentación basada en animales? La respuesta le sorprenderá)

Esto provoca, que la vaca o la cabra movilicen grasa de sus reservas corporales para cubrir el déficit de energía y así mantener la producción de leche. A este proceso se le conoce como Balance de Energía (BE) negativo. En la medida que el BE negativo sea más profundo se incrementa el riesgo de trastornos metabólicos, rendimiento productivo deficiente y baja eficiencia productiva. 

Para contrarrestar este problema, pueden emplearse estrategias nutricionales que reduzcan la concentración de energía en la leche, y en consecuencia se reduce la demanda de Energía Neta para lactación (ENL). Lo anterior, tiene como base el hecho que la síntesis de grasa en leche representa alrededor del 50 % de la demanda de ENL en vacas y cabras lecheras. Al respecto, la reducción controlada de la síntesis de grasa en leche ayuda a que el BE negativo no sea profundo, y con ello se mejore la condición corporal de la vaca y la cabra, evitando de esta forma los problemas asociados al BE negativo.

En el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), se han investigado diferentes nutrientes que pueden ayudar a reducir la concentración de grasa en leche cuando se incluyen en la dieta de rumiantes. El que ha mostrado tener la mayor eficacia es el isómero trans-10, cis-12 del Ácido Linoleico Conjugado (ALC), el cual es un ácido graso que puede ser adquirido de forma comercial. (Lea: Aspectos a tener en cuenta para hacer la reposición en las lecherías)

Este ácido graso cuando se incluye en la dieta de vacas o cabras lecheras reduce la concentración de grasa láctea, en consecuencia, existe una menor demanda de ENL, con lo cual, se provoca que haya una mayor disponibilidad de energía neta para incrementar otros procesos metabólicos como la producción de leche, concentración de proteína o lactosa, también existe una mejora del BE o disminución del consumo de MS.

Con base en los estudios realizados en el INIFAP, se sugiere el uso del isómero trans-10, cis-12 ALC como una herramienta para el manejo nutricional de vacas y cabras lecheras. En particular, en momentos donde la ingesta de alimentos no cubre la demanda de energía requerida, como a inicios de la lactancia, condiciones de estrés por calor o durante periodos cuando sea menor la disponibilidad de alimentos.

La tecnología está dirigida a productores lecheros, en particular, en vacas o cabras con alta producción de leche. Su ámbito de aplicación es nacional. Con el uso de la tecnología se incrementa la producción de leche en vacas en un 20 % y en cabras hasta en 35 %. Además, mejora el BE en 0.6 Mcal/día en vacas, y en 0.8 Mcal/día en cabras después de consumir el isómero trans-10, cis-12 del ALC 28 días. La dosis recomendada en vacas es de 20 gramos por día, y en cabras de 14 gamos por día del isómero trans-10, cis-12 del ALC. (Lea: Cómo cuidar el hato lechero ante una ola de calor

Esta tecnología apoya a los productores lecheros, quienes a diario se esfuerzan para ofrecer un producto de alta calidad nutricional e inocuo.