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Potasio y zinc estrés calórico

Foto: zoovetesmipasion.com - udt.cl

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Potasio y zinc, para mitigar los efectos del estrés térmico en el ganado

por: - 31 de Diciembre 1969

Las pérdidas generadas por el estrés calórico son altas en diferentes países y por eso es importante mitigar los efectos que este problema genera en las ganaderías.

Las pérdidas generadas por el estrés calórico son altas en diferentes países y por eso es importante mitigar los efectos que este problema genera en las ganaderías.

Según el profesor de la Iowa State University (EE.UU.), Lance Baumgard, en un artículo publicado en el portal infocampo.com.ar, “el estrés calórico es uno de los problemas más preocupantes que enfrenta hoy la producción pecuaria en el mundo. En primer lugar, porque gran parte de la ganadería se desarrolla en áreas tropicales y subtropicales, donde es una actividad económica clave; en segundo lugar, porque las condiciones climáticas previstas para esas regiones a mediano plazo son muy adversas”.

Afirmó que “sólo en los Estados Unidos, el costo económico del estrés calórico alcanza los 4000 millones de dólares anuales. Sin embargo, si incluimos a México y a Canadá, esta cifra puede llegar a 10000 millones de dólares. Es más, esta es una estimación conservativa, ya que tiene en cuenta sólo los impactos directos del estrés de calor, pero no las consecuencias indirectas como una mayor incidencia de enfermedades. Y en el marco del cambio climático, estas cifras van a aumentar”.

Por su parte, Gustavo Jaurena, codirector de la Maestría en Producción Animal, comentó que “en la Argentina —según cálculos del INTA— las pérdidas económicas en rodeos lecheros por pérdida de producción ascienden a 500 millones de pesos al año. En este sentido, el docente estimó que si se consideraran los impactos sobre la reproducción y la sanidad, la cifra se duplicaría”. (Lea: ¿Por qué la ubre de vacas lecheras se ve afectada por el estrés calórico?)

A su vez Baumgard añadió que el estrés por calor es un problema económico grave para los productores y para los países. Tanto las vacas lecheras como las de carne, los cerdos, las cabras, las ovejas, las gallinas y los pollos sufren el exceso de calor. Este es un estrés que disminuye marcadamente las tasas de crecimiento, por lo cual todos los parámetros de importancia económica para el productor decrecen.

Además, los animales sufren malestares y hasta, incluso, pueden morir. En este sentido, es clave reducir el estrés calórico durante las épocas de mayor calor, ya sea a través de instalaciones, de aumentar el área sombreada o de la dieta.

En este último aspecto indicó que “el manejo de la dieta para disminuir los efectos del estrés calórico es particularmente importante en países como la Argentina, donde la ganadería se lleva a cabo, en gran medida, de forma extensiva. En estos sistemas de producción, los animales están expuestos a la radiación solar durante mucho tiempo, dada la baja proporción de superficie con sombra por montes forestales o instalaciones específicas”.

Debido a ello los animales cambian su comportamiento para tolerar el estrés térmico y al mismo tiempo, experimentan cambios en su metabolismo. Cuando la temperatura ambiental es elevada, el ganado comienza a transpirar, que es su mecanismo natural para mantenerse fresco. Pero la transpiración excesiva produce pérdidas sensibles de potasio, un elemento que le permite regular las pérdidas de agua.

Si el recalentamiento prosigue, los animales se deshidratan y sufren diversos problemas orgánicos. Por eso, las dietas ricas en potasio permiten que los animales transpiren normalmente y se mantengan frescos en períodos de altas temperaturas. (Lea: Pautas para prevenir el estrés calórico en el ganado ante las altas temperaturas)

Otro elemento clave para contrarrestar las consecuencias de las altas temperaturas es el zinc. “Este nutriente es esencial para el funcionamiento normal de los intestinos de los animales. El estrés por calor durante el verano hace que el tracto intestinal sea más permeable a sustancias tóxicas y que se produzcan inflamaciones y otros trastornos asociados. Por eso, insisto en que el manejo más adecuado pasa por la alimentación. Una dieta con alto contenido de zinc es la mejor estrategia para luchar contra estrés térmico”.