La urea se utiliza en la alimentación rumiantes como sustituto de la proteína. Sin embargo, un inconveniente que persiste es la forma de suministrarla para incrementar la eficiencia en su utilización y reducir los riesgos de toxicidad. La urea se puede incluir en ensilajes y en concentrados para sustituir proteína en un alimento. También puede suministrarse mezclándola con pasto picado u otro alimento. No obstante, se requiere de estabulación para este tipo de suministro, pues en esta condición es fácil regular el consumo por el bovino. (Ver: Fedegán. Módulo de alimentación Bloques Multinutricionales. Juan Fernando Cardona M., Zootecnista, Universidad de la Salle) Para utilizarla en la alimentación de animales en pastoreo se requiere de otros mecanismos para su suministro y regular su consumo. El éxito de utilizar la urea radica en lograr consumos de manera espaciada durante el día. Por ejemplo, el suministro de 80 gramos de urea consumidos en una hora, pueden ser tóxicos, pero el suministro de 180 gramos consumidos en 24 horas puede ser benéfico. Por qué utilizar la urea La producción bovina tropical se basa en los forrajes, los cuales están sometidos a una carga calórica radiante, que supone características estructurales y fisiológicas especiales en la planta, más complejas que las que crecen en climas fríos. Estas plantas se caracterizan por tener en general un crecimiento explosivo durante el periodo de lluvias, y casi completamente ninguno durante el período de sequía. Esto ocasiona que la producción de forraje sea variable, produciendo excedentes durante la época de lluvias y deficiencias durante las de sequía. El resultado es un pasto con altos contenidos de fibra y bajos niveles de proteína, factores estos que limitan el consumo y la digestibilidad. Ahora bien, el consumo de pastos por los rumiantes varía de acuerdo con la oferta y la calidad forrajera, pero la limitante más importante para el consumo de forrajes es el desbalance de los nutrientes. Sin embargo, cuando este se corrige, se hace presente la baja digestibilidad, la cual se manifiesta por el ineficiente crecimiento microbiano en el rumen del bovino, los cuales requieren un nivel más o menos constante de concentración de amoníaco en el rumen. Cuando se suministran suplementos nitrogenados como la urea, los animales aumentan el consumo de materia seca, y la digestibilidad de esta se incrementa hasta en 20%. En los rumiantes, a diferencia de los no rumiantes, existe la ventaja de poder suplementar nitrógeno no proteico (NNP), urea en particular, lo cual incrementa la utilización de los forrajes. Aunque esto pareciera una operación simple, conlleva ciertos riesgos de intoxicación de los animales, que pueden ser superados empleando los bloques multinutricionales, los cuales permiten una liberación de la urea de manera lenta pero continua.