La iniciativa plantea la posibilidad de hacerle seguimiento a los lactosueros y leche en polvo importados y nacionales, con el fin de hacer un control y evitar que se engañe al consumidor con un producto de calidad nutricional diferente a la ofertada.
Ricardo Arenas Ovalle, Médico Veterinario, consultor agroindustrial y ganadero, actualmente miembro del equipo técnico de Fedegán – FNG, indicó que esta es una propuesta que viene planteando a título personal hace más de 15 años, ya que le surgía una duda grande sobre los volúmenes de lactosuero que requiere la industria láctea y de alimentos, pues el consumo de lactosueros siempre se ha satanizado y no necesariamente es negativo. (Blog: El lactosuero y su uso como producto)
En su experiencia cuando estuvo vinculado con la industria láctea, tiene claro que el lactosuero no es malo, no es un veneno, ni está envenenando a la población colombiana. El problema radica en su mal uso cuando se engaña al consumidor porque tiene una calidad nutricional diferente al de la leche.
Para Arenas, el lactosuero en polvo e importado se justifica en que se necesita para las bebidas lácteas, así como para la industria de galletería y confitería, pero su volumen debe guardar relación directa con esta necesidad.
“El otro problema, es que el uso de lactosueros en polvo importado por la industria láctea puede tener una buena calidad, pero ya su uso de forma líquida en Colombia, de lactosuero (que no está procesado) no es tan bueno, pues se tiene un problema de inocuidad de acuerdo los procesos en que ha sido obtenido”, explicó. (Lea: El lactosuero, bajo la lupa de las autoridades)
Por esa razón surge la necesidad de crear un sistema de trazabilidad en donde se sepa qué pasa con cada bulto o lote importado de lactosuero, ya que de esa manera se le puede hacer un seguimiento. Incluso reveló que hay muchos importadores de leche y lactosueros que son comercializadores, no empresas procesadoras, y de allí se generan aún más inconvenientes como sucedió recientemente que el Consejo de Estado derogó la prohibición de reempacar leche en polvo.
Para el experto, al tener la información técnica de cuál es la formulación de los productos que haga cada empresa y que necesite lactosuero, se puede llegar al cálculo de que se está importando y compararlo con las necesidades reales de este producto. Es decir, se evidenciaría qué fallas hay y si ese lactosuero se está yendo para un uso no aprobado por el INVIMA.
“Cuando Juan Gómez S.A. importa 10 kilos de lactosuero y 10 de leche en polvo, pero su empresa no procesa ningún producto, sino que se la comercializa a una fábrica que tiene una licencia sanitaria para vender leche en polvo, pero me compra toda su necesidad en leche, surge la inquietud: ¿Para qué el lactosuero? Seguramente lo están reempacando y envasando”, argumentó. (Lea: Se han "satanizado" los lactosueros por su inadecuado uso)
Justificó su propuesta al decir que si hay trazabilidad que diga de dónde vienve y para dónde se va el lactosuero y la leche en polvo que llegó al país, es posible hacer un seguimiento adecuado para mejorar la inocuidad de los productos consumidos por los colombianos e identificar las irregularidades que se cometen, no solo mediante con una prueba de laboratorio –que no es tan fácil– y hasta ahora el INVIMA está tratando de hacer.
“Si tenemos la obligatoriedad mensual, como pasa con la Unidad de Seguimiento, que las empresas que procesan leche en polvo y lactosueros informen sobre el movimiento de sus inventarios, para dónde se fueron, se puede hacer un seguimiento más serio del tema, para así evitar imperfecciones del mercado y adulteraciones, etc,.”, recalcó Arenas.
Sin embargo, remata reconociendo que a la industria no le va a gustar que la controlen, por lo que esta trazabilidad debe hacerla un ente del Gobierno, que debe guardar discreción sobre la información, “pero se debe poder hacer”. (Lea: Invima determina parámetro para identificar leche a las que se estaría adicionando lactosuero)