En la ganadería de cría es común pensar que los terneros representan la principal fuente de ingresos. Sin embargo, el médico veterinario zootecnista Juan Diego Páez Sierra, en un video en su cuenta Sinergia Gestión Agropecuaria, desafía esta idea al señalar que las vacas de descarte pueden generar más ingresos que los terneros. Para él, entender este concepto ayudaría a los ganaderos a que pueden optimizar su flujo de caja, mejorar la eficiencia de sus sistemas y tomar decisiones estratégicas que aumenten la rentabilidad.
La importancia del descarte en una ganadería de cría
Páez explica que, en un ejemplo de una ganadería de cría con mil vientres, si el 80% de las vacas queda preñada, aproximadamente “el 25% o 26% de las vacas sería descartada” por diversas causas, como abortos, nacimientos de terneros muertos o simplemente por razones de selección. Esto significa que cerca de 260 vacas entran en la categoría de descarte cada año. “Si multiplicamos esas 260 vacas por 450 o 470 kilos, a 6,800 pesos, va a dar cercano a 830 millones de pesos de ingreso por vacas de descarte”, afirma Páez.
Comparación con el ingreso por venta de terneros
En la misma ganadería, “se destetan alrededor de 360 a 370 terneros”, que al pesar entre 200 y 210 kilos y venderse a 9,000 o 9,500 pesos por kilo, generan cerca de 700 millones de pesos. Así, Páez señala que “las vacas de descarte van a facturar más o menos 100 millones de pesos más que los terneros”, lo que convierte a las vacas de descarte en la principal fuente de ingresos.
¿Por qué las vacas de descarte generan más ingresos?
El peso de las vacas de descarte es el factor clave en esta ecuación. Una vaca de descarte pesa más del doble que un ternero destetado, por lo que, aunque el precio por kilo de las vacas sea menor, el monto total es mayor. Páez enfatiza: “No estamos hablando de cabezas, estamos hablando de dinero”. En este contexto, aunque haya más terneros que vacas descartadas, el valor de cada vaca es mucho mayor debido a su peso.
Para mantener el mismo número de cabezas en el inventario sin sacrificar el ingreso por descarte, es esencial tener un programa de reposición constante. Según Páez, “si cada año descarta 260 vacas y deja 260 hembras de levante”, el inventario se mantiene estable y la edad promedio del hato se optimiza. De esta forma, los vientres descartados son reemplazados por hembras más jóvenes y productivas, mejorando la eficiencia y asegurando que el hato mantenga “una edad promedio adecuada”. Esto contribuye también a mejorar la tasa de preñez y el potencial genético del rebaño.
Un ganadero que se enfoque en resultados y números, en lugar de acumular vientres, logrará mejores beneficios. Como explica Páez, “si se venden vientres, pero se deja el mismo número de cabezas en la reposición (levantes) el inventario simplemente va a hacer un ciclo”. Este enfoque permite que el hato se mantenga joven y productivo, evitando los costos de mantener animales improductivos. “Puedes retener los vientres que quieras, pero vas a premiar animales improductivos”, advierte Páez. Esto significa que seleccionar cuidadosamente las vacas de descarte, manteniendo un porcentaje anual de descarte alrededor del 20%, ayuda a mantener el intervalo entre partos (IEP) por debajo de 420 días, un factor crítico para maximizar la rentabilidad.
Algunos ganaderos pueden temer que vender vacas de descarte afecte su inventario. Sin embargo, Páez argumenta que vender vientres innecesarios y reposicionarlos con hembras de levante no solo mejora el flujo de caja, sino que también asegura la continuidad del ciclo productivo. Según Páez, “entender de dónde provienen los ingresos es quizás de las cosas más importantes para generar flujo de caja”, ya que permite tomar decisiones basadas en un análisis financiero concreto.
Consejos para implementar este enfoque
Para aplicar este enfoque y obtener mejores resultados en la ganadería de cría, los ganaderos pueden seguir estas recomendaciones:
- Establecer un programa de selección: Identificar las vacas de menor productividad y realizar el descarte en función de indicadores específicos.
- Rejuvenecer el hato: Al reemplazar vacas de descarte con hembras jóvenes, el hato mantiene una edad promedio adecuada, optimizando la eficiencia y mejorando el potencial genético.
- Calcular y monitorear el flujo de caja: Hacer un seguimiento de los ingresos de cada categoría permite tomar decisiones financieras informadas.
- Optimizar la tasa de preñez y la eficiencia reproductiva: Un hato joven bien gestionado suele mejorar sus indicadores reproductivos, como la tasa de preñez, lo cual representa beneficios adicionales.
De acuerdo con Páez, el negocio de la ganadería de cría no depende exclusivamente de la producción de terneros. Las vacas de descarte representan una fuente de ingresos que, en muchos casos, supera al ingreso por venta de terneros. Como concluye Páez, “el ingreso es mayor porque las vacas pesan mucho más que los terneros”. Para el ganadero moderno, el enfoque en números, resultados y en una estrategia de descarte eficiente es clave para asegurar un ciclo productivo sostenible y rentable a largo plazo.