En la implementación de un sistema sostenible de renovación de praderas, se debe tener en cuenta algunos pasos. Para realizar la caracterización del suelo en la finca, es importante observarlo y evaluarlo, para así determinar las prácticas de manejo agronómico que se requieren para optimizar el rendimiento del suelo. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo debe ser la renovación de praderas para incrementar la sostenibilidad)
De acuerdo con el manual elaborado por Agrosavia llamado ‘Criterios para la renovación de praderas en sistemas ganaderos de lechería especializada del trópico alto’, existen algunos pasos que deben seguirse en la renovación de praderas:
1. Identificar los puntos contrastantes, observando la pendiente del terreno (su porcentaje de inclinación): La corporación asegura que en cada punto contrastante del lote, se elabora una cajuela, evitando los caminos por donde transitan los animales y sus bordes. La pendiente del terreno, medida en porcentaje de inclinación, tiene un impacto directo en la erosión, la distribución del agua y la capacidad de retención de nutrientes.
2. Observar la cantidad y el tamaño de las piedras presentes en la superficie y el perfil del suelo: Las piedras grandes pueden interferir con las labores de preparación del terreno y siembra, mientras que una alta cantidad de piedras en el perfil puede limitar el desarrollo radicular de las plantas forrajeras. El análisis también permite determinar si será necesario realizar actividades de limpieza o adaptación del terreno para optimizar el crecimiento de las especies seleccionadas.
3. Identificar las especies vegetales naturalizadas en la finca: Estas especies suelen ser indicadoras de la fertilidad del terreno, el pH del suelo y la disponibilidad de agua. Además, el conocimiento de las especies presentes puede ayudar a decidir cuáles se deben mantener, eliminar o complementar con nuevas variedades forrajeras.
4. Definición del uso actual del suelo: Según Agrosavia, esto incluye identificar si el terreno se utiliza para pastoreo directo, producción de heno o ensilaje. Cada uso tiene requerimientos específicos en cuanto a la densidad de siembra, la elección de especies forrajeras y las prácticas de manejo. Dicho análisis permite planificar la rotación de cultivos o el descanso necesario para garantizar la recuperación del terreno.
5. Identificar las zonas donde se presenta un crecimiento diferenciado del cultivo forrajero: Estas áreas pueden indicar problemas específicos como compactación del suelo, deficiencias nutricionales, acumulación de agua o presencia de plagas y enfermedades. Una vez identificadas, se pueden implementar soluciones específicas como la aplicación de correctivos, la aireación del suelo o la introducción de variedades resistentes.
Finalmente, Agrosavia asegura que después de realizar la evaluación en campo, se hace un muestreo del suelo de la finca de forma aleatoria, con el objetivo de enviarlo al laboratorio de suelos para conocer sus características físicas, químicas y biológicas. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Cuándo se debe renovar la pradera y cuándo se debe recuperar la pradera?)