La cría de ganado lechero se ha convertido a día de hoy en una actividad cada vez más compleja, sobre todo debido a sus exigencias multidisciplinarias. Es esencial que los productores de leche tengan una visión de 360 grados del negocio.
Así lo planteó Anibal Ballarotti, Consultor de Servicio Técnico de ABS Global, en una nota del portal de la empresa, donde indica que “en la Era de la Información hay muchas fuentes de datos a disposición de los ganaderos y asesores, pero a veces les cuesta integrar todos los factores relacionados con el éxito: fertilidad, genética, producción de leche, nutrición, alojamiento, salud, etc.”
Sostiene que los asesores pueden entrar en detalles profundos sobre los beneficios de una inyección hormonal extra en un programa de inseminación artificial sincronizada o la adición de algunos aminoácidos protectores en la formulación de las raciones. Sin embargo, pueden pasar por alto otros factores más básicos, como el acceso al agua potable, la comida o la calidad de la cama.
Se corre el riesgo de no considerar factores simples pero esenciales en este complejo sistema: las propias vacas. “Si no nos tomamos el tiempo de observar cuidadosamente a las vacas e intentar evaluar sus vidas a través de sus propios ojos, podemos pasar por alto importantes pistas esenciales para un rebaño sano, feliz y productivo”.
Sin embargo, dice el autor, hay tecnologías y sistemas de monitoreo de animales que ayudan a hacer precisamente eso. “Estos sistemas establecen nuestro punto de referencia con una simple pregunta: ¿Estamos proveyendo las necesidades básicas de las vacas? Esencialmente, debemos proporcionar aire, luz, espacio, alimento, agua y descanso para establecer una buena salud en una vaca lechera”.
La observación es clave
En el nivel más básico, el simple hecho de pasar algún tiempo observando el comportamiento de la vaca en el establo puede ser un fuerte indicador de si se están cubriendo o no esas necesidades básicas. Cuando no va a la sala de ordeño, a una vaca feliz le gusta comer, beber, descansar y tomar tiempo para caminar y socializar. Si no está haciendo ninguna de estas cuatro cosas, sino que sólo está parada y esperando pasivamente, podría estar diciéndonos que algo anda mal. Algunas necesidades básicas no han sido satisfechas. (Lea en CONtexto ganadero: Requerimientos de consumo de materia seca de los bovinos)
Algunas de esas necesidades son:
Aire: Las vacas quieren el máximo de aire fresco y ventilación. Una vaca que levanta la cabeza a cualquier espacio abierto sobre las paredes del establo puede indicar una necesidad de aire más fresco. Las vacas lactantes aumentan considerablemente su temperatura corporal. Para deshacerse de este exceso de temperatura, primeramente incrementan su ritmo de respiración. Intentan refrescarse permaneciendo de pie, en lugar de acostadas. Estar de pie facilita los movimientos respiratorios. A veces levantan la parte superior del cuerpo por encima de la parte posterior para facilitar la respiración.
Luz: A las vacas con producción de leche y fertilidad óptimas les gusta tener de 14 a 16 horas de luz por día y de seis a ocho horas de oscuridad. A las vacas secas y vaquillas próximas al parto les gusta tener 8 horas de luz y 16 horas de oscuridad. La oscuridad puede cambiar su ciclo circadiano, posiblemente disminuyendo los signos de celo.
Espacio: Para que una vaca sea feliz necesita acceso libre a la comida, el agua y la cama. Necesitan poder moverse libremente. Deben ser capaces de caminar entre el grupo sin tocarse entre ellas. Necesitan disponer de un lugar seguro al que poder retirarse en caso de que surja algún conflicto o cuestión jerárquica. Por ejemplo, las vacas dominantes suelen comer primero, lo que puede suponer un obstáculo importante para las subordinadas. Así que además de buenas patas, buenas piernas y buen agarre al suelo, necesitan espacio.
Alimento: Las vacas felices deben poder acceder al comedero de forma segura las 24 horas del día, con suficiente espacio para comer de forma relajada. Un punto por vaca sería un entorno de alimentación ideal. Las vacas son animales de manada, por tanto, les gusta comer al mismo tiempo. Agrupar las vacas de primera lactación separadas de las que tienen múltiples lactaciones dará como resultado una mayor productividad. Esto se debe a que las vacas primíparas son generalmente subordinadas, y, cuando se separan, comerán de forma más relajada. Por lo general, visitan el comedero con mayor frecuencia y consumen raciones más pequeñas, pero pueden tener una mayor ingesta de materia seca. (Lea: Calidad y cantidad de agua que requieren los bovinos)
Agua: El acceso ilimitado al agua potable es tan importante como tener suficientes alimentos frescos. Las vacas necesitan 5 litros de agua para comer 1 kilogramo de materia seca. A los animales les gusta beber el agua más limpia y fresca posible. También les gusta beber inmediatamente después de ser ordeñadas. Por tanto, los bebederos deben estar en múltiples posiciones cerca de los pasillos de alimentación. Una vaca bebe de seis a ocho veces al día, hasta 20 litros a la vez. La suciedad en el fondo de los tanques le dará al agua un sabor desagradable. Las bacterias crecerán, causando que el agua huela mal. Esto representa un peligro para la salud de los animales.
Descanso: A las vacas felices les gusta tumbarse en el suelo de una cama suave y con agarre. La suavidad previene los daños en las rodillas delanteras y los corvejones. Un buen agarre evita que las vacas se resbalen y se deslicen y que se dañen la columna vertebral y los corvejones. Las vacas que están de pie y esperando no están acostadas porque no están cómodas.
Concluye señalando que “ajustar cualquier sistema para abordar las deficiencias que las propias vacas nos piden, mejorará la granja. Si aprendemos a centrarnos en proporcionar aire fresco, luz, espacio y las máximas oportunidades para comer, beber y descansar, el resultado será un entorno que favorezca la producción, la salud y la limpieza, a la vez que se minimizarán las heridas, las lesiones y las cojeras”.