Tras los resultados del estudio es posible afirmar que la ganadería tratada con el antiparasitario provoca la acumulación de cinco veces más excrementos por hectárea/año que la ganadería orgánica o ecológica.
Un nuevo trabajo arroja resultados contundentes sobre cómo está afectando la ivermectina a la disminución de fauna coprófaga. El trabajo es obra de un equipo científico multidisciplinar formado por investigadores de universidades españolas y francesas liderado por José R. Verdú, científico del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (CIBIO) de la Universidad de Alicante. (Lea: La resistencia a la ivermectina)
En 2015 el equipo investigador formado por miembros de las universidades de Alicante, Jaén, Granada, Université de Montpellier - Université Paul-Valéry Montpellier, Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC y IUCN-Centre for Mediterranean Cooperation, publicaba "Low doses of ivermectin cause sensory and locomotor disorders in dung beetles" en la revista Scientific Reports. En aquella ocasión analizaban el efecto del fármaco ivermectina sobre las poblaciones de Scarabaeus cicatricosus, escarabajo coprófago clave en los ecosistemas mediterráneos.
La investigación demostraba que los artrópodos que ingieren esta sustancia, incluso en dosis bajas, pierden su capacidad para interactuar con el medio porque ven alteradas sus capacidades locomotora y sensorial, dato que puede explicar el declive que vienen sufriendo las poblaciones de estas especies de escarabajos.
Y es que, como ya demostraron entonces, la molécula de ivermectina no se degrada fácilmente cuando sale en el excremento del ganado. Los residuos permanecen activos, como mínimo, un mes más desde el momento en que cae en el campo, de forma que tiene el mismo poder letal para artrópodos que para los parásitos intestinales. Esto provoca la disminución de las poblaciones de escarabajos, dípteros, etcétera. El resultado es que los artrópodos adultos (escarabajos) sí se ven afectados y de manera muy notable, tanto en su movilidad, como en su orientación y capacidad reproductora. (Lea: Usar Ivermectina, pero formulada)
"Con el trabajo anterior sí demostramos que afecta a los escarabajos adultos, que fue la novedad zoológico comportamental. En este nuevo trabajo tratamos el problema de la ivermectina desde un punto de vista de la biodiversidad y su problemática ambiental a corto y largo plazo. Los nuevos resultados son muy contundentes", detalló José Verdú en su nueva investigación.
El artículo recién publicado constata cómo la ganadería tratada con ivermectina acumula en la superficie del suelo cinco veces más excrementos por hectárea y año que la ganadería orgánica o ecológica. La disminución de la fauna y su diversidad disminuye la degradación de los excrementos y eso hace que permanecen intactos en el suelo, sin degradar. Eso tiene repercusiones en la calidad del pasto y en el ciclo de nutrientes del suelo. Los científicos han observado, también, cambios en la biología del suelo, produciendo nitrificación. Las plantas nitrófilas aprovechan ese nitrógeno, y se producen cambios en la vegetación.
Así pues, y corroborados los efectos negativos en los lugares donde se ha usado ivermectina a lo largo de veinte años de aplicación, con disminución de las poblaciones, del número de especies y del proceso de degradación de los excrementos, el equipo de investigadores está estudiando las consecuencias que esta acumulación de excremento tiene también a nivel de emisión de gases de efecto invernadero. (Lea: ¿Por qué es necesario controlar el uso de la ivermectina?)
"Ahora estamos con el proyecto que continúa esta investigación, donde estamos viendo las consecuencias que esta acumulación de excremento tiene también a nivel de emisión de gases de efecto invernadero. Esta cantidad de excremento provoca un aumento de gases de efecto invernadero, especialmente de metano, además, su acumulación afecta en la disminución de la diversidad de esta fauna coprófaga. El excremento se acumula en el campo porque la fauna coprófaga está afectada por el uso de antiparasitarios", agregó Verdú, quien hace parte del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad.
La medición se ha realizado en Parque Nacional de Doñana, por lo que la preocupación de los científicos es alta. Tal y como declara Verdú, la alarma entre los científicos viene justificada por el hecho de que “se ha demostrado en un sitio que no debería ocurrir esto: en un parque nacional. Si esto sucede ahí, en el resto del país puede ser mucho peor”, asegura el experto.
Para realizar el estudio, los investigadores compararon lugares donde no se ha usado la ivermectina y otros donde se lleva usando desde hace al menos un par de décadas. (Lea: Uso de algunos antiparasitarios afecta seriamente la biodiversidad)
Fuente: cienciasambientales.com.