Los casos de muerte súbita se deben abordarlos con exhaustivas preguntas sobre antecedentes y una minuciosa reseña histórica, además de valorar conocimientos y sucesos epidemiológicos regionales y locales.
Así lo planteó el Médico Veterinario Pablo Javier Lorenzo, de Laboratorios Calier Latam, quien manifestó que la intensificación de los sistemas productivos en pro de optimizar los recursos y la rentabilidad de las producciones ganaderas, ha derivado en la emergencia o mayor prevalencia de enfermedades que se podrían englobar dentro del término tecnopatías. (Lea: 9 causas de muerte súbita en los bovinos)
Lo que se conoce como muerte súbita del ganado “no define una causa de muerte, sino una forma de presentación de una serie de enfermedades en donde la muerte se presenta sin ninguna manifestación clínica previa”, explica el profesional en un artículo publicado en infortamboandina.co
Por la presentación repentina de muertes en masa o en goteo, es el diagnóstico diferencial entre varias patologías de similar presentación postmorten lo que comúnmente complica las acciones del ganadero o al propio veterinario de la finca.
Algunas de las patologías que integran el complejo muerte súbita están Carbón bacteridiano (Ántrax, Carbunco o Carbunclo); Carbón sintomático (Clostridiosis Mancha o gangrena): Enterotoxemias (Clostridiosis) Tétanos; Botulismo; Rabia bovina; fiebre de garrapatas Babesiosis, Anaplasmosis, Tripanosomiasis; Plantas tóxicas; Meteorismo; intoxicación por nitratos y nitritos o glucósidos cianogenéticos; deficiencia de tiamina; deficiencia de minerales: fósforo (P), cobre (Cu) y cobalto (Co) “secadera”; lesiones neurológicas asociadas a virus (particularmente herpesvirus); mordeduras de culebra; fulminación por rayo; golpe de calor; pesticidas; y, aplicación inadecuada de garrapaticidas o mosquicidas.
Así mismo, indica que el diagnóstico del agente causal de la muerte súbita se dificulta por varias razones, la principal es que cuando el veterinario es consultado y llega a la finca, ya es tarde, son varios los animales que como se dice en campaña se “perdieron con cuero” y por otro lado en Latinoamérica no se dispone de una cantidad suficiente de Laboratorios de Diagnóstico Veterinario Regionales que permitan un muestreo y envío de materiales acondicionados en forma adecuada como para realizar un rápido diagnóstico.
Por eso se debe hacer un examen objetivo general del lote de animales vivos que estaban en el mismo que acontecieron las muertes, observar si hay animales con sintomatología (fiebre, cojeras, posiciones anómalas) para apartarlos y examinarlos en detalle en procura de signos clínicos que puedan conducir a un diagnóstico presuntivo. En caso de encontrar un ganado con sintomatología clínica que marca una situación terminal se puede plantear el sacrificio para la toma de muestras y el posterior envío al laboratorio. (Lea: Muerte súbita en bovinos, un tema al que se le debe prestar atención)
Siempre en caso de muertes, lo primero que se debe hacer es un cambio de los animales del lote que permanecen vivos a un nuevo potrero evitando un excesivo desplazamiento y nunca hacerlo en horas pico de calor, si el ganado está recibiendo una alimentación a base de silo, o “leguminosas peligrosas” suspenderla de forma inmediata, el mismo criterio con la fuente de abastecimiento de agua, más considerando si es un pozo, se debe sustituir por otra, pues la misma al igual que un silo o un fardo, puede estar contaminada con una carniza de un animal silvestre y desencadenar un brote de botulismo.
Para tener una idea del impacto económico que significa este complejo de muerte súbita en la producción pecuaria, se estima que de un promedio de mortandad del 3 % anual en las ganaderías comerciales, la tercera parte se debe a muertes por enfermedades clostridiales.
Sin duda son las clostridiosis en sus cuatro presentaciones las que lideran la causalidad de las muertes en los diferentes sistemas de producción bovina, ya sea de carne como de leche. Lo insólito del caso es que se estima que tan solo el 50 % de los ganados en Latinoamérica reciben una adecuada protección a través de la aplicación de biológicos (vacunas) específicos contra estas enfermedades.
Las cuatro presentaciones de enfermedades clostridiales son del sistema nervioso, del músculo, del hígado y del intestino, cada una de ellas con su agente causal o etiológico y una patología en parte definida. (Lea: Muerte súbita de bovinos, un mal del que no escapa ningún ganadero)
Ante esta situación, lo más indicado es prevenir la ocurrencia de los brotes de mortandad utilizando vacunas comerciales que contengan los clostridios o sus toxinas más comunes en el campo e inmunizar estratégicamente al hato.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la inmunidad por vacunación toma un tiempo para establecerse, se requieren dos inyecciones separadas de dos a cuatro semanas y el pico de inmunidad se adquiere cinco días después de la segunda dosis.
“Si después de una semana de la aplicación de la segunda dosis de vacuna las muertes continúan, se debe considerar que el diagnóstico fue incorrecto", concluye Lorenzo.