Este tipo de pasto, característico por su resistencia y adaptación a suelos pobres, requiere un manejo adecuado para garantizar su crecimiento y productividad en sistemas de ganadería. A continuación, se destacan las principales recomendaciones y prácticas que implementan en Hato Guaicaramo, ubicado en Maní, Casanare.
Evaluación de las praderas con la metodología Boviplan
Una de las herramientas que utilizan en la finca para gestionar el pasto humidícola es la metodología Boviplan. Este método es una forma práctica y adaptable a diferentes escalas para evaluar la capacidad de las praderas y su potencial de carga en distintas épocas del año. A través de esta metodología, se mide la densidad y altura del pasto, parámetros fundamentales para determinar cuánta carga animal puede soportar una pradera en un periodo de tiempo.
¿Cómo funciona Boviplan?
La evaluación de las praderas bajo este método se realiza mediante un aforo, es decir, una medición física y visual de la densidad y altura del pasto. De acuerdo con el vocero de Hato Guaicaramo, esta medición se lleva a cabo cada dos meses, lo que les permite tener un control continuo de las condiciones de sus pasturas a lo largo del año. Esto se traduce en seis evaluaciones anuales, que permiten ajustar la carga animal en función de la capacidad de regeneración y crecimiento del pasto.
La ventaja de utilizar este sistema radica en su practicidad y en su capacidad de adaptarse a fincas de diferentes tamaños, optimizando la gestión de los recursos y permitiendo que las praderas se mantengan productivas incluso en épocas críticas, como el verano o el invierno.
Sistema de riego en épocas secas
El riego es un factor fundamental para el crecimiento del pasto humidícola, especialmente durante las temporadas secas. En Hato Guaicaramo, utilizan un sistema de riego mediante hidrantes de bombeo con carretes, ideal para fincas extensas que buscan maximizar la eficiencia del agua.
Descripción del sistema de riego
Cada hidrante tiene la capacidad de regar en dos direcciones: oriente y occidente, lo que optimiza la cobertura del terreno. Los carretes cuentan con mangueras que se extienden hasta 250 metros, cubriendo aproximadamente 50 metros hacia cada lado, lo que significa que una sola posición puede regar un área de 2.4 hectáreas.
Durante el verano, se realizan cuatro cambios diarios de los carretes, con turnos de aproximadamente 5 horas cada uno. El objetivo es alcanzar un nivel de riego de 111 mm mensuales, una cantidad necesaria para mantener la humedad del suelo y asegurar el crecimiento continuo del pasto.
Optimización del uso del agua
La gestión del agua es crítica en épocas secas, por lo que el sistema está diseñado para maximizar la eficiencia. El riego es programado estratégicamente para cubrir la mayor área posible sin desperdiciar recursos, logrando que el pasto reciba la cantidad adecuada de agua sin generar excesos.
Fertilización en invierno y verano
El manejo del pasto humidícola no solo se basa en un riego adecuado, sino también en la fertilización. En Hato Guaicaramo, la fertilización se realiza tanto en invierno como en verano, aunque en invierno se hace con mayor intensidad debido a las mejores condiciones de humedad que favorecen la absorción de los nutrientes por el pasto.
De acuerdo con lo señalado, la fertilización regular es necesaria para mantener la calidad del suelo y asegurar que el pasto humidícola cuente con los nutrientes necesarios para su crecimiento, especialmente en suelos que tienden a ser pobres en nutrientes.
Estas estrategias, compartidas por los trabajadores de la finca en la entrevista con Rumiando y Viajando, son fundamentales para asegurar una gestión sostenible de las praderas, ya que optimizan tanto el uso del agua como los recursos del suelo.