El manejo de las praderas como un cultivo es un tema al que pocos han querido incursionar, porque les genera costos adicionales de producción que en ocasiones prefieren evitar. Ante esta situación los expertos consideran que las personas deben comenzar a cambiar esa mentalidad y trabajar con herramientas en pro de una mejora en la productividad.

Manejar los pastos como un cultivo es algo de lo cual se ha escuchado mucho pero que no se ha aplicado en Colombia en gran magnitud. Los beneficios que esta práctica trae para las fincas son muchísimos, pero la aceptación por parte de los productores es poca. Conozca aquí qué tener en cuenta para realizar esta técnica en los predios.

Raúl Rojas, director técnico de forrajes y gramas de la empresa Sáenz Fety S.A.S, indica que en Colombia este tema ha sito tocado desde mucho tiempo atrás pero que infortunadamente los ganaderos no han logrado aceptar. (Lea: Estos son los árboles más preciados por los ganaderos)

“Muchas veces los productores no lo aplican porque les parece muy costoso y no quieren hacer la inversión, además tampoco ven al pasto como un cultivo sino algo que la naturaleza da gratis”, afirma Rojas.

Normalmente, el inconveniente que se tiene en el país es que no se logran establecer bien las praderas, lo que repercute en la productividad futura de esta, así como también en el manejo del cultivo.

Ante esto, lo primero que debe hacer el productor para manejar el pasto como un cultivo es establecer un protocolo de establecimiento que inicia desde el análisis de suelos y las medidas del potrero.

“Seguimos encontrando productores que no los tienen medidos, lo que hará muy difícil la recomendación de las dosis de siembra y fertilización, pues si no se tiene se hace al ojo y no se sabe con exactitud la cantidad de semilla que requiere el terreno”, asegura Rojas.

Lo segundo que el productor debe realizar es una correcta elección del material forrajero que se va a sembrar, pues en algunas ocasiones se hace por recomendaciones de terceros o por nuevas tendencias, lo que puede ocasionar que muchas veces no funcione en la finca.

Luego de esto, es importante que se haga la preparación del terreno, pues las personas tienen que entenderlo y saberlo manejar de acuerdo a los requerimientos del mismo. (Lea: Colombia, el país de la diversidad de suelos)

“Es importante que el suelo no quede muy suelto para así regar la semilla, taparla a una profundidad de siembra correcta, para pasar a compactarlo y fertilizarlo”, expresa Rojas.

Inmediatamente después, se debe hacer un manejo adecuado que se da con el primer pastoreo tratando en lo posible de no dejar espigar el material, error común que se comete en Colombia y que afecta la calidad nutricional de la semilla.

Otro paso importante es saber fertilizar teniendo en cuenta el análisis de suelo, pues no se puede hacer uso de cualquier fertilizante porque puede afectar la productividad de la pradera.

Finalmente, Rojas concluye que “el futuro de la productividad de la terreno depende del optimo establecimiento que se haga, comenzando con una buena preparación que incluye la aireación del suelo, analizando periódicamente que haya espacios para las raíces, el aire, agua y que el material pueda tomar los nutrientes necesario para el existo del cultivo”. (Lea: Guía para medir la sostenibilidad de los suelos agrícolas)