Los ganaderos colombianos se ven cada día más avocados a mejorar la calidad de la leche, no sólo por lo que significa la competencia derivadas de los distintos TLC, sino por la protección a los consumidores. Un buen paso es mirar los tiempos de retiro.   Los TLC que Colombia firmó van, con el paso del tiempo, ampliando la desgravación arancelaria y con ella aumentan las importaciones. Y si a estas se suman las que se vienen encima en el marco de la Alianza Pacífico con los Estados Asociados -con Nueva Zelanda a la cabeza- a los cuales el gobierno actual muy seguramente les abrirá la puerta, es muy corto el tiempo para mejorar la competitividad de la ganadería de leche colombiana.   Sin embargo hay que empezar, y un buen comienzo es recordar algunas de las BPG.   La aplicación de antibióticos, hormonas, estimulantes del crecimiento, antiparasitarios, antibióticos, insecticidas herbicidas etc. es una práctica muchas veces necesaria que demanda del ganadero tomar medidas para obtener un producto inocuo a la salud humana y de otras especies.   La inocuidad es la garantía de que un alimento no causará daño al consumidor cuando el mismo sea preparado o ingerido de acuerdo con el uso al que se destine.   Por su parte, el término residuos se refiere a pequeñas concentraciones de sustancias químicas entre ellas fármacos que quedan en leche después de finalizado un tratamiento, independiente de la vía de administración del producto (parenteral, intrauterina o intra mamaria), tales como los señalados arriba.   ¿Cuál es la importancia de los residuos en la salud pública?   Los riesgos de estos fármacos en la población humana se encuentran fundamentalmente en los siguientes aspectos: probables reacciones de hipersensibilidad (alergias), efectos tóxicos específicos, aparición de cepas resistentes y susceptibles de ser transmitidas al hombre y alteraciones de la flora intestinal. (Lea: Guía técnica para la obtención de leche de calidad. Fedegán. FNG. Consejo Nacional de Calidad de la Leche y prevención de la Mastitis, CNLM, Julio de 2008)   La mayor información sobre reacciones de hipersensibilidad se refiere a las penicilinas naturales y semi-sintéticas, pues son antibióticos que se usan ampliamente en medicina humana y en medicina veterinaria.   Se estima que alrededor de un 4 a un 7 % de la población es hipersensible a la penicilina y basta que la persona entre en contacto con pequeñas concentraciones de este antibiótico, para manifestar reacciones que pueden ir desde un simple brote en la piel, fiebre, hasta llegar a un estado de shock anafiláctico.   En relación a los efectos tóxicos específicos es interesante mencionar al cloranfenicol, que es una de las drogas que mayor riesgo tiene de provocar anemia en el hombre.   Por esta razón, en todos los países de la Comunidad Europea, Canadá y los Estados Unidos y la gran mayoría de Suramérica, está prohibida su administración por cualquier vía en animales destinados al consumo humano, dejándola solamente para uso en el hombre.   También se sabe que cuando la microflora intestinal del hombre se altera recibe tratamientos de largo tiempo con estos fármacos. Por esto se cree que también se puede afectar cuando Se consume leche o carne con residuos de estos medicamentos.   La resistencia bacteriana, es decir, el desarrollo de micro organismos resistentes a los antibióticos, podría ser originada por el consumo constante de leche con bajas concentraciones de antibióticos, los cuales suprimen el desarrollo de las bacterias más sensibles, facilitando la proliferación de las más resistentes.   También está dentro de las causas, el manejo irresponsable por parte de productores y trabajadores de campo. Estudios recientes en el ámbito mundial de la lechería comprobaron que la probable resistencia es por mal manejo de los principios activos y no como respuesta biológica de supervivencia por parte de las bacterias.   ¿Qué importancia tiene para la industria de la leche?   Cuando en la leche recibida en las plantas de acopio industrial están presentes residuos de antibióticos, provocan grandes pérdidas en calidad y, por lo tanto, pérdidas económicas.   Por ejemplo, las bacterias empleadas en la fabricación de yogurt -Lactobacilos bulgaricus y Streptrococcus termophillus-, resultan ser unas de las más sensibles a los antibióticos.   Las bacterias, por efecto de los antibióticos, presentan cambios en su forma y pueden darse situaciones en que los cultivos iniciadores sean reemplazados por microorganismos indeseables, provocando la inutilización del producto o que se convierta en peligroso para su consumo.   ¿Entonces, qué debemos hacer para evitar la presencia de residuos en la leche?   La manera más simple de disminuir la incidencia de residuos es educando a los profesionales, técnicos y ganaderos en las Buenas Prácticas de uso de los medicamentos veterinarios con especial atención en el aspecto referido a "respetar los tiempos de retiro" que debe tener la leche, carne y otros tejidos provenientes de animales tratados con estos fármacos.   El tiempo de retiro es el tiempo que transcurre entre la última administración del medicamento o de las sustancias químicas y el momento en el que en la leche se encuentren concentraciones iguales o menores al límite máximo de residuo establecido.   Durante este tiempo de retiro que puede durar varios días dependiendo de la sustancia, la leche no debe ser entregada para el consumo humano, y tampoco es conveniente ni deseable suministrarla a otras especies animales.   Fuente: Guía técnica para la obtención de leche de calidad. Fedegán. FNG. Consejo Nacional de Calidad de la Leche y prevención de la Mastitis, CNLM, Julio de 2008.