Con el pasar de los años, este factor que incide directamente sobre las plantas y los animales se ha tornado en un grave problema del cual los productores aún no se han percatado. Aquí le contamos cuáles son sus efectos y cómo puede prevenirlos. Fernando Morales Vallecilla, PhD en Ciencias agropecuarias y profesional en zootecnia, explicó que este tema ha cobrado relevancia en los últimos años debido al cambio climático, incidiendo especialmente en los forrajes y los bovinos. “Sobre las plantas, los excesos de radiación están limitando el crecimiento de las pasturas. Además, la radiación fotosintéticamente activa se ha alterado, generando deshidratación en los pastos y, en algunos casos, limitación en la productividad”, indicó. (Lea: Los hábitos de la vaca en trópico bajo) En cuanto a los animales, hay 2 tipos de efecto: directo e indirecto. El primero tiene que ver con la radiación sobre el animal que altera la reproducción y la tasa de concepción, y el segundo, con la producción de leche. El experto remarcó que el impacto del cambio climático ya se había estudiado con respecto al Índice de Temperatura y Humedad, ITH, pero no la radiación solar, que apenas se lleva estudiando en los últimos 5 años. “Hemos visto un incremento en los niveles de radiación que se mide en calorías por cm2 o watts. En ambos sistemas, hay un aumento histórico en el país que está afectando a los sistemas productivos”, señaló. (Reportaje: ABC para minimizar el impacto del estrés calórico) El también profesor catedrático de la Universidad Nacional hace parte de un grupo de investigadores que están liderando los estudios en Colombia, junto con el CIAT. Este equipo ha recogido información del último lustro, evaluando las variables climatológicas. Esta evaluación ha comprobado que en ciertos momentos del día, la radiación solar aumenta entre un 15 y 20% con respecto al registro histórico. (Lea: Vacas acaloradas permanecen de pie y pueden sufrir estrés calórico) “Explicado de manera simple, una planta necesita 400 watts para desarrollarse, que equivale a 8 bombillos por m2. Con este aumento, el pasto recibe entre 600 y 700 watts, quiere decir que tendría hasta 15 bombillos. Lo mismo para un animal, sería tener 15 bombillos en la espalda”, aclaró. Para frenar este tipo de impactos, el experto aseguró que se puede mitigar de varias formas. En primer lugar, el ganadero puede trabajar o hacer mejoramiento genético con razas adaptadas a las condiciones de los pisos térmicos y los diversos sistemas de producción. En segundo lugar, se deben garantizar espacios que tengan más sombra, colocando cobertores en las zonas de más alta radiación de los predios, como los establos o polisombras. También se pueden implementar sistemas silvopastoriles, cuyos árboles proporcionan sombra y crean microclimas que regulan la temperatura ambiente. (Lea: Consejos para suplementar ganado en épocas de estrés climático) “La tercera es modificar la dieta para que el animal mejore el rendimiento productivo. Por ejemplo uno puede asegurar mayores contenido de sodio y magnesio para evitar que el animal se deshidrate rápido”, puntualizó.