Garantizar la sanidad bovina es clave para la seguridad alimentaria y la prevención de enfermedades zoonóticas. Aunque hay avances, aún persisten errores que ponen en riesgo la producción ganadera y la salud pública. ¿Está su finca cumpliendo con los protocolos adecuados?
A pesar de los avances en protocolos veterinarios y normativas sanitarias, aún persisten prácticas deficientes que ponen en riesgo tanto a los animales como a los consumidores. Expertos en sanidad bovina analizan los aciertos y errores en las fincas ganaderas resaltando la importancia de un enfoque responsable y profesional en la salud del hato.
Avances en sanidad
Uno de los principales avances en la sanidad animal es la creciente conciencia entre los ganaderos sobre la importancia del diagnóstico veterinario. Yesid Lora, veterinario especialista en sanidad, destacó que cada vez más productores recurren a la asesoría profesional ante la presencia de síntomas en sus animales. (Lea en CONtexto ganadero: Lo que todo ganadero debe saber sobre la salud de sus terneros)
“Hoy en día, hay ganaderos que consultan a un veterinario para realizar un examen clínico y pruebas de laboratorio, lo que permite establecer diagnósticos certeros y aplicar tratamientos adecuados”, señaló Lora.
Además, un pequeño pero creciente número de ganaderos ha asumido la responsabilidad de reportar enfermedades de control oficial, como la brucelosis y la tuberculosis bovina, enfermedades que pueden transmitirse a los humanos.
Lora afirmó que “el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) hace reportes oficiales de estas enfermedades, lo que ayuda a controlar brotes y reducir riesgos para la salud pública”.
Sin embargo, aún persisten malas prácticas que comprometen la sanidad bovina. En muchos casos, los propietarios administran tratamientos sin un diagnóstico preciso, utilizando medicamentos inadecuados y sin respetar la dosis o los periodos de retiro.
El experto advirtió que “enviar bovinos enfermos o con residuos de medicamentos a las plantas de beneficio es un grave riesgo para los consumidores”.
Lo que hay que corregir
El médico veterinario Enrique Rimbaud identificó en un video, tres problemas principales en la sanidad bovina actual:
1. Desparasitación sin diagnóstico previo: La mayoría de los ganaderos no realiza análisis de laboratorio antes de desparasitar a sus animales. “Desparasitan sin saber si realmente hay parásitos, qué tipo son o qué cantidad están presentes”, explicó Rimbaud.
2. Desconocimiento del tipo de parásitos: Sin pruebas de laboratorio, es imposible determinar qué parásitos afectan al ganado y, por lo tanto, elegir el antiparasitario adecuado.
3. Errores en la administración de tratamientos: Muchos ganaderos desparasitan y administran vitaminas simultáneamente. “El abomaso y la primera porción del duodeno se inflaman tras la desparasitación, lo que impide la correcta absorción de las vitaminas. Por eso, primero se debe desparasitar, esperar una semana y luego aplicar las vitaminas”, recomendó el veterinario.
Por su parte, Lora añadió otros errores frecuentes en las fincas ganaderos como uso indebido de productos o de medicamentos para tratamientos bovinos, falta de notificación a entidades sanitarias cuando se sospecha de enfermedades de control oficial, mal manejo de residuos biológicos y sacrificio de animales sin conocer la causa de muerte.
Mayor articulación
Para mejorar la sanidad bovina, es fundamental que los ganaderos adopten prácticas responsables y sigan protocolos veterinarios establecidos. La capacitación continua y el cumplimiento de normativas sanitarias son esenciales para garantizar la inocuidad de los productos de origen bovino.
Las entidades regulatorias, como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), juegan un papel fundamental en la supervisión y control de enfermedades. (Lea en CONtexto ganadero: Cuide la salud bovina y garantice el bienestar animal (VIDEO))
Sin embargo, Lora sugirió que es necesario “fortalecer las políticas académicas y promover una mayor articulación entre el sector ganadero y las instituciones sanitarias para mejorar la trazabilidad de los procesos”.