En su informe de este año sobre el cambio climático de la ONU se indica que los países deben hacer "reducciones fuertes, rápidas y sostenidas" de las emisiones de metano, además de recortar las de CO2.
El informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático* (IPCC, por sus siglas en inglés) ejerce "una gran presión sobre el mundo para que se intensifique la lucha contra el metano", dijo el revisor del mismo, Durwood Zaelke, presidente del Instituto para la Gobernanza y el Desarrollo Sostenible de Washington DC. "Reducir el metano es la estrategia más importante y rápida para frenar el calentamiento", agregó.
Basándose en más de 14.000 estudios científicos, el informe del IPCC ofrece la imagen más completa y detallada hasta ahora de cómo el cambio climático está alterando el mundo natural y lo que aún podría estar por delante. (Lea: Desarrollan vacuna para mitigar las emisiones de metano de las vacas)
A menos que se tomen medidas inmediatas, rápidas y a gran escala para reducir las emisiones, dice el informe, es probable que la temperatura global promedio alcance o cruce el umbral de calentamiento de 1,5 grados Celsius en 20 años.
Un aumento de 1,5 ° C se considera generalmente como lo máximo a lo que la humanidad podría hacer frente sin sufrir una agitación económica y social generalizada.
Entre las soluciones está alcanzar el cero neto lo cual implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero tanto como sea posible utilizando tecnología limpia y luego enterrar las emisiones restantes mediante la captura y almacenamiento de carbono, o absorberlas plantando árboles, aspecto que se le olvido a la ONU decir.
En tal sentido, la ganadería ha venido cumpliendo un papel importante, tanto a nivel mundial como en Colombia a través, por ejemplo, de programas como el de ganadería sostenible y con cambios en la alimentación del ganado.
Aunque no se puede desconocer que la ganadería tiene un impacto ambiental y que produce alrededor del 14,5 % de los gases de efecto invernadero, la producción directa de metano (CH4) que producen los animales con el dióxido de carbono (CO2) no es comparable con la que produce la combustión fósil (carbón y petróleo). (Lea: Crean suplemento que no solo reduce el metano sino que genera ingresos a ganaderos)
En un trabajo sobre mecanismos de nutrición animal para reducir el efecto invernadero, zootecnistas de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia concluyeron que el método más adecuado que contribuye considerablemente a la reducción del efecto invernadero es el de inclusión de leguminosas en sistemas silvopastoriles principalmente con Leucaena puesto que es la leguminosa que mejores ventajas nutricionales presenta por su contenido de taninos que inhibe la producción de CH4 con reducción de porcentajes de hasta un 15 % en la producción de gases de efecto invernadero por unidad de producto y una disminución del 20 % por kg de Materia Seca consumida o degradada.
Así mismo, la FAO ha propuesto tres formas para reducir sustancialmente las emisiones de la producción ganadera: mejoras de productividad que reducen las intensidades de emisiones; captura de carbono a través de un manejo mejorado de los pastos; y, una mejor integración ganadera en la bioeconomía circular.
En cuanto a la primera, la FAO estima que mejorando las prácticas de cría se pueden reducir las emisiones entre un 20 y un 30 % en todos los sistemas de producción. Sostiene que se puede mejorar la calidad del alimento mediante un mejor manejo de los pastizales, especies mejoradas de pasto (por ejemplo mezcla de gramíneas y leguminosas), mezcla de forraje, procesamiento de alimento (picado, tratamiento con urea) y el uso estratégico de suplementos, preferiblemente aquellos disponibles localmente.
Igualmente, a través de mejorar la eficiencia reproductiva y extender la vida reproductiva del animal mejorará el rendimiento de vida útil por animal y reducirá las intensidades de emisión de GEI. Se puede alcanzar una mayor productividad y eficiencia reduciendo la incidencia y el impacto de enfermedades, parásitos y cargas de insectos. Esto también reducirá las pérdidas y la cantidad de animales improductivos que contribuyen a la emisión de GEI.
La crianza también es clave para aumentar la productividad, al mejorar rasgos como la ganancia de peso vivo y la producción de leche o la fertilidad. Así mismo puede mejorar la adaptación del ganado a entornos cambiantes y la resistencia al estrés, las crisis y las enfermedades. Los programas de mejoramiento bien planeados y la conservación de la diversidad genética animal pueden garantizar que los agricultores tengan acceso a los mejores animales para cada ambiente. (Lea: Metano y humanos: el mito de que las vacas están matando el planeta)
Respecto a la segunda solución la FAO plantea que el pastoreo tiene una serie de funciones y roles ecológicos, incluida la eliminación de biomasa que fomenta el rebrote evitando la acumulación de material muerto, la prevención de incendios forestales, la regulación hídrica y la calidad del agua produciendo diversos paisajes, conservación de la rica biodiversidad de pastizales y polinizadores, dispersión de semillas a través de la ingestión y liberación en estiércol, pero también de materia orgánica y nutrientes. Se estima que los pastizales contienen 343 mil millones de toneladas de carbono a nivel mundial, casi un 50 % más de lo que se almacena en los bosques en todo el mundo.
El crecimiento del sector ganadero, la mala gestión del pastoreo y la negligencia de las políticas han llevado al pastoreo excesivo y a una serie de pérdidas ambientales y socioeconómicas. Alrededor del 20 % de las praderas del mundo están degradadas, lo que también disminuye la capacidad de los agricultores para adaptarse al cambio climático. Simultáneamente, el subpastoreo también puede causar pérdidas de biodiversidad, disminución de la productividad, invasión de arbustos e incendios.
Existen soluciones para restaurar la calidad de los pastizales y aumentar el carbono del suelo. Incluyen ajustar la presión de pastoreo equilibrando la presencia espacial y temporal del ganado (p. ej. con nuevas tecnologías como cercas eléctricas alimentadas por energía solar), fertilización y manejo de nutrientes, introducción de especies (p. ej. leguminosas) e inoculación de plantas, movilidad mejorada de animales en sistemas pastoriles y agropastoriles, y la integración de árboles y pastos (silvopastoreo).
La tercera acción tiene que ver con una mejor integración de la ganadería en la bioeconomía circular. Si bien una economía lineal utiliza insumos externos para producir productos y desechos, una economía circular minimiza las fugas de energía y materiales del sistema recirculándolos en la producción.
La ganadería también contribuye a la bioeconomía y la producción total de alimentos al aumentar la productividad de los cultivos a través del estiércol y la tracción animal. Los nutrientes totales del estiércol del ganado exceden los nutrientes de los fertilizantes sintéticos. No obstante, el estiércol de ganado a nivel mundial suministra hasta 12 % de la aportación bruta de nitrógeno para los cultivos y hasta 23 % en los sistemas mixtos de cultivo y ganadería en los países en desarrollo. (Lea: Cambios en la dieta bovina reduciría emisiones de metano)
La circularidad debe considerarse en todas las escalas: por ejemplo, en sistemas mixtos de cultivos y ganadería o sistemas silvopastoriles a nivel de finca; en granjas especializadas de cultivos y ganado vinculadas a través de bancos de estiércol y cadenas de suministro de alimentos a nivel regional / paisajístico; en el comercio de subproductos a nivel de cadena de valor, como el suero de las fábricas de queso utilizadas en las porquerizas; en las exportaciones de piensos a nivel internacional.