Un programa de bioseguridad no incluye necesariamente la implementación de medidas costosas, muchas de las cuales no están al alcance de los productores. Por eso, en CONtexto ganadero le mostramos algunas de las alternativas que están al alcance de todos.
Óscar Jaime Betancur, PhD experto en salud animal, indicó que sostuvo que la bioseguridad es un tema que se debe priorizar en las explotaciones ganaderas, especialmente luego de los perjuicios que ha ocasionado la pandemia del nuevo coronavirus.
“Creo hoy más que nunca la población en general es consciente de la necesidad y la utilidad de medidas para prevenir o controlar cualquier tipo de infección”, aseguró el experto. (Lea: Para tener bioseguridad en la finca, conozca cómo debe ser el acceso del personal)
Betancur resaltó que la actual pandemia de COVID-19 ha mostrado la necesidad de aplicar medidas sencillas pero de gran beneficio como el lavado de manos y el uso de cualquier desinfectante, por lo cual abogó por no escatimar en dichas medidas.
Antes de iniciar un programa de bioseguridad, el asesor recomendó “hacer una profunda exploración para con ello tener un buen diagnóstico”, teniendo en cuenta variables como el tipo de producción, la ubicación geográfica y el clima.
Esta información permitirá conocer cuáles pueden ser los tipos de plagas, el grado y el lugar de la infestación, y los recursos con que cuenta la finca para tomar la mejor decisión. (Lea: ¿Cuáles son los daños que generan los roedores en las fincas ganaderas?)
“Tenemos que partir de la base que todas las plagas están por doquier y afectan económica, sanitaria y socialmente a todos los productores sin importar su tamaño”, sostuvo Betancur, añadiendo que también hay que resolver la falta de concientización por este tema.
“El problema es cultural y de información, pues las plagas son las mismas y como mencionamos anteriormente no reconocen estratos ni tipo de explotación. Erróneamente, muchos productores ganaderos consideran que las plagas no tendrán impacto en su producción”, dijo.
Para ello, recomendó implementar las medidas de saneamiento básico, orden e higiene que hacen parte de un simple control cultural (prácticas de manejo de estiércol, aseo, desinfección, limpieza) y que pueden ser aplicadas por cualquier productor.
En la “Guía de manejo de plagas y roedores” de la Universidad Industrial de Santander (UIS), detallaron que las acciones para evitar la aparición y desarrollo de ciertas plagas, que bien puede aplicarse en las ganaderías:
- Limpiar todos los restos de comidas en superficies o áreas.
- Barrer los suelos, inclusive debajo de las mesas y las máquinas, especialmente cerca de las paredes.
- Limpiar los desagües.
- Limpiar toda el agua estancada y derrames de bebidas.
- Recoger trapos, delantales, servilletas y manteles sucios. Lavar los elementos de tela con frecuencia.
- No guardar cosas en cajas de cartón y en el suelo.
- Guardar las cajas en estantes de alambre y de metal si es posible.
Otras medidas más específicas incluyen la limpieza de las deyecciones del ganado así como mantener un suministro de agua limpia al ganado, tratando de evitar que se empoce. (Lea: Controlar las plagas en los pastos, un tema que no se debe descuidar)
Como última recomendación, Betancur enfatizó que las lecherías, debido a las labores cotidianas y el tipo de productos, se deben tener programas más estrictos de bioseguridad, especialmente para el control de moscas o roedores.
En estos casos, se requiere especial atención en los lugares de almacenamiento de leche requiere por el riesgo de transmisión de enfermedades. (Lea: Nueva tecnología permitirá detectar y evaluar plagas y daños en cultivos)
“Es muy recomendable no descuidar los terneriles, pues allí es un sitio ideal de reproducción de las moscas, además de los problemas sanitarios que pueden conllevar o afectar directamente a los animales causándoles estrés y por ello afectar su bienestar animal”, anotó.