Si las vacas no tienen la cantidad de vitamina A que requiere su cuerpo, pueden registrar diversos trastornos y hasta perder la vista y la vitamina D le evita el raquitismo. Proporcionar gramíneas, leguminosas y cereales en la cantidad necesaria, le evita problemas de salud. Las vacas, así como las personas, necesitan que la dieta alimentaria les provisione vitaminas para que su cuerpo funcione en óptimas condiciones. Las gramíneas, las leguminosas y los cereales deben ser parte de la ingesta diaria para lograr su buen estado de salud. Las vitaminas son compuestos orgánicos necesarios para que el metabolismo cumpla sus funciones normales y de ahí, se derive el crecimiento y el desarrollo. (Lea:ABC para aprender a dar vitaminas al ganado) Las vitaminas no aportan energía pero sin ellas, las vacas no pueden aprovechar otros elementos de su alimentación (los energéticos por ejemplo). Las deficiencias de estas, ocasionan diversos trastornos: por ejemplo, la insuficiencia de la vitamina A causa una disminución del apetito, pérdida de peso, diarrea, ceguera y crías débiles. Por su parte una carencia de vitamina D deja como consecuencia el raquitismo en animales en crecimiento y la fiebre de leche en animales después del parto. (Lea: Alerta por fiebre de la leche en las vacas) Las más importantes para las vacas lecheras son las vitaminas A, D y E y que están presentes en los pastos y en las gramíneas. La Alfalfa y el Diente de León, son óptimas en proporcionarlas. Las vitaminas B, C y K son otras de gran importancia y las proporcionan los microbios del rumen, pero para que eso suceda el bovino debe consumir leguminosas y cereales. Estos últimos contienen vitamina B1. Otras especies de las praderas contienen vitamina C, como es el caso de las plantas Pamplina, el Cenizo, la Bolsa de Pastor, el Diente de León, la Malva y el LLantén. (Lea: ¿Sabe usted cuál es la alfalfa del trópico?)