El médico veterinario Rodolfo Acerbi, vicepresidente de la Asociación Argentina de Bienestar Animal, explicó en un artículo los factores que provocan pérdidas de peso en los vacunos cuando son enviados al degüello y cómo se pueden mitigar.   El experto dividió el texto en 5 partes, comenzando por el desconocimiento de muchos productores respecto al comportamiento natural de los bovinos, debido al uso de formas tradicionales de manejo de ganado basadas en la violencia.   Según Acerbi, esto genera consecuencias negativas en el producto final, pues en animales maltratados que sufrieron miedo y dolor, la carne se torna muy oscura y podría ser rechazada o pagada a menor valor por el frigorífico. (Informe: Así funcionan los ciclos productivos de las ganaderías)   En esta medida, recomienda un buen manejo a los animales durante toda su vida, en especial en los momentos cuando son conducidos al matadero, pues dejarán de asociar las imágenes con sensaciones negativas que puedan causar nerviosismo y temor de entrar a determinado sitio.   En la segunda parte del artículo, el autor hizo referencia a los sentidos de los bovinos y la falta de comprensión de los productores para entender cómo “piensan” y se comportan según las sensaciones que reciben de su visión, olfato o audición.   Por ejemplo, indicó que la vista es la más importante, pues ellos determinan su comportamiento a los elementos extraños que perciben gracias a sus ojos. Si ven un obstáculo en el camino, evitarán seguirlo. (Lea: 3 factores a tener en cuenta en la ganadería de ceba antes del sacrificio)   Como lo han señalado los expertos en comportamiento animal, es importante que las estructuras por donde pasean los bovinos no impidan su visión para que camine sin temor a dar el siguiente paso. Algunos, al igual que Acerbi, insisten en las construcciones curvas porque el bovino tiende a caminar en círculos.   También aconsejó arrearlos con banderas hechas con bolsas desechadas en mástiles plásticos de 2 metros para trabajar en corrales. Esta bandera nunca debe tocar al animal y el operador debe conservar una distancia relacionada con la zona de fuga.   Cabe señalar que los vacunos son sensibles a sonidos de alta frecuencia, como los gritos de los trabajadores, así como hay que prestar atención a cualquier olor. Si ellos son tratados con violencia en un sitio, pueden reconocer el olor y evitar ingresar por el miedo y el estrés.   La tercera parte se refiere a fallas en las instalaciones de manejo y la carga o descarga. El veterinario argentino enfatizó que un ganadero preocupado por sus bovinos procura que las construcciones estén bien hechas para evitar que puedan golpearse o lastimarse.   Para esto, las rampas y corrales deben estar en buen estado, con pisos antideslizantes. Si son de concreto, deben tener surcos cada 20 cm con perfil en V de 3 cm de profundidad. También se puede cubrir con arena o caucho.   En cuanto a las rampas, hay que evitar que sean muy empinadas, tratando de que tengan una pendiente de 20°. Deben ser anchas, aunque no mucho para que los animales no se amontonen. Evite los bordes agudos o piezas rotas.   En la cuarta parte, hizo énfasis en las prácticas de bienestar animal, como una buena alimentación y un adecuado alojamiento para comodidad del bovino, con buenas sombras, camas suaves, lugares secos.  (Lea: Aprenda a calcular la ganancia diaria de peso en bovinos)   Finalmente, se debe aplicar un manejo adecuado al momento de embarcarlo, con personal entrenado en bienestar animal para montar al vacuno al camión. Utilice instrumentos como plumeros, banderas y sonajeros, rehusando el empleo de tábanos eléctricos.   Recuerde la zona de fuga y el punto de balance para aproximarse al animal y conducirlo. Asimismo, procure que la res no sufra de estrés calórico, indicando al conductor que no deje el camión en el sol o lo conduzca por un tiempo muy prolongado, aunque el ganadero no tiene mucho control sobre este manejo.   En todo caso, antes del transporte, usted puede recargar la energía de sus animales con una buena alimentación y un adecuado reposo, de modo que tengan las fuerzas suficientes para emprender cualquier largo viaje.