Controlar eventuales padecimientos desde antes de que la cría nazca es fundamental para que la sanidad y economía del hato no se vean perjudicadas. Conozca cómo prevenir las 5 más comunes. Existe un grupo de enfermedades infecciosas de diversa etiología que afecta a los animales bovinos recién nacidos o con muy pocos días de vida, las cuales ocasionan pérdidas económicas en las explotaciones ganaderas por su alta mortalidad que puede ascender hasta el 90 % y el 100 %. Según explicó Roque Alfredo Berrio Davis, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, y el Fondo Nacional del Ganado, FNG, estas enfermedades son tan críticas que afectan también el desarrollo cárnico y lácteo. (Lea: 14 enfermedades sin control oficial atacan al ganado en Colombia) “Aquellos animales que logran sobrevivir son presa fácil de otras enfermedades infecciosas y parasitarias por su estado de debilidad e inmunodepresión. Además, serán reses poco productivas, ya que su desarrollo es muy lento por su pobre índice de conversión alimenticia”, argumentó Berrio Davis. Las enfermedades más frecuentes en los neonatos son: la Colibacilosis, producida por la Escherichia Coli; la Salmonelosis, generada por la Salmonela Tiphimurium; la Pasteurelosis, que se da por la Pasteurella Multocida y la Pasteurella haemolytica; la Piosepticemias, vinculadas a un grupo de gérmenes tales como, E. Coli, corynebacterium, streptococus y Staphilococus; y la Clostridia, debida al Clostridium. (Lea: Sanidad en el hato, herramienta para evitar males reproductivos) “El diagnóstico clínico se puede realizar a partir de la sintomatología del animal, pero el más indicado es por medio de exámenes de laboratorio, gracias a los cuales se aísla e identifica el agente causal de la enfermedad a partir de heces, exudados, cadáveres y otros”, apuntó el funcionario de Fedegán-FNG. Para prevenir estos eventos es recomendable extremar medidas higiénicas generales, tales como: alimentación adecuada, asepsia en el parto, cuidado del recién nacido, curación del ombligo, administración de calostro en el tiempo indicado y limpieza rigurosa de las instalaciones. (Lea: Conozca las claves para desinfectar ombligos de terneros) “De igual forma, es fundamental la vacuna no solo de las crías, sino de las hembras que están en el último tercio de la gestión. Con esto el ganadero estará seguro de que el calostro suministrado al neonato estará enriquecido en anticuerpos contra esa gama de bacterias”, anotó William Jesús Buelvas Bastos, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal de Fedegán-FNG. De igual forma, cuando el ternero tiene 3 meses, es de suma importancia aplicar las primeras dosis de vacunas con repetición a las 3 o 4 semanas. De esta forma, se podrá prevenir el contagio de las bacterias y posteriores afectaciones a la sanidad y economía del hato.