La tripanosomiasis ataca ganado de cualquier edad y en todas las regiones de Colombia. Un descuido del productor puede provocar la baja producción de leche, carne y hasta la muerte del animal.
La enfermedad es común en las ganaderías bovinas y el clima tropical colombiana favorece su propagación por medio de vectores. Las moscas y los tábanos suelen ser los principales responsables de la circulación del parásito por la sangre de los rumiantes.
Guillermo Alarcón, médico veterinario y profesional administrativo de la subgerencia de salud y bienestar animal de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán-FNG, explicó que anemia, fiebre, disminución del apetito y pérdida de peso son algunos de los síntomas que animales, desde los recién nacidos hasta los más longevos, pueden padecer por la tripanosomiasis.
Dijo que los síntomas son similares a los producidos por otras enfermedades parasitarias y por ello es esencial que el productor pecuario, ante la presencia de alguno de ellos en su hato, acuda a un médico veterinario para que se realice un diagnóstico con prueba de sangre.
“En Colombia está la enfermedad y puede aparecer en cualquier región y animal”, afirmó. (Lea: 14 enfermedades sin control oficial atacan al ganado en Colombia)
Carlos Mario Peláez, médico veterinario y profesional de gestión productiva y salud animal del gremnio ganadero, manifestó que que la tripanosomiasis es una patología hemoparasitaria lo que dificultad su identificación a simple vista en el ganado y señaló que muchas veces sus síntomas se pueden asociar con otro tipo de enfermedad.
Ante eso recalcó: “necesitamos de una muestra de sangre y en laboratorio con un extendido ( vista en microscopio) examinar los glóbulos rojos para conocer el tipo de parásito que aparece en el animal”.
El rumiante puede recibir una dieta alimentaria rigurosa y aún así sufrir de la patología que evita la ganancia de peso. A partir de allí, se avanza en la detección del mal con el debido procedimiento médico.
Sin embargo, anotó Peláez, los laboratorios se hallan en las ciudades o zonas retiradas del sector rural y se suele sugerir el uso de ciertos productos para evitar el debilitamiento de la res. Es así como el uso de antibióticos puede controlar la enfermedad de manera temporal, mientras se esperan los resultados de la prueba serológica.
Para evitar que la enfermedad, por descuido del ganadero, mate al ejemplar, se opta por emplear medidas de prevención en la finca.
Alarcón dijo que una de ellas es controlar la presencia de los vectores, ya sea con insecticidas, trampa para moscas y prácticas de higiene en pozos y aguas estancadas. En caso de observar animales con un estado corporal delicado suministrar suero mientras se procede a determinar el tipo de medicamento que se debe inyectar al bovino.
Otra medida de prevención es mantener animales con un estado de nutrición adecuado en atención a que los rumiantes con defensas bajas son más propensos a adquirir esta u otra patología, como sucede con todo ser vivo.
Alarcón recalcó que el ganadero no puede suministrar al rumiante un producto sin supervisión médica porque la tripanosomiasis se ataca con una fórmula única. (Lea: Proliferación de garrapatas se debe a descudio en transporte de bovinos)
Por su parte, Ismael Zúñiga, subgerente de salud y bienestar animal de Fedegán-FNG, manifestó que las enfermedades parasitarias son de control no oficial y la tripanosomiasis se asemeja a la anaplasmosis y babeiosis en los síntomas y en las “grandes pérdidas económicas” que genera en el predio por la presencia de animales con anorexia, posibilidad de sufrir abortos y el riesgo de muerte.