Ya hace cerca de 3 años que se nos fue Ricardo Botero Maya, un hombre inquieto que nos dejó muchas enseñanzas. Una de ellas son las acciones el ganadero frente a la sobre explotación del planeta Tierra y los retos que le demandan cumplir, explicada en Carta Fedegán. Según la FAO, señalaba Ricardo Botero Maya, la población humana aumentará entre el año 2010 y el 2050 un 35 %, al pasar de 6.700 millones a 9.100 millones, mientras la demanda de alimentos se incrementará en 70 % y la de carne en 100 %, hecho que trae grandes oportunidades a los ganaderos. El 50% de los habitantes tendrán más de 65 años y se deduce que los adelantos de la medicina, que salvan vidas biológicamente inferiores y les permiten reproducirse, harán que el hombre sea cada vez más débil. Tan preocupante como lo anterior es que el hombre está sobreexplotando el planeta Tierra, al deforestar, quemar y malgastar energía, entre otros y, por lo tanto, está reduciendo la capacidad del ecosistema de sostener seres humanos. La cumbre de Copenhague sólo habló de reducir las emisiones y no mencionó el fomento que debería haber a la captura de estas emisiones, que se pueden hacer principalmente propiciando la siembra de árboles en el trópico y el pastoreo racional, acciones que aumentan la materia orgánica del suelo, incentivando, de paso, las economías de los países más pobres. Por otro lado, la quema de combustibles fósiles pone nuevo CO2 en la atmósfera, mientras el uso de biocombustibles, lo que hace es reciclar el mismo CO 2 que tomó de la atmósfera y, en consecuencia, se debería impulsar este último sistema. Acciones a ejecutar en la ganadería Ante tan preocupante panorama, se pretende mostrar que existe solución, si los gobiernos y las personas hacen un uso más racional del ecosistema. A continuación se sugieren algunas acciones a ejecutar en la ganadería. Adecuar la carga a la oferta ambiental El sobrepastoreo deteriora el suelo y el ganado, al reducir principalmente la reproducción que es la característica de mayor importancia económica. El país sólo tiene 53 % de natalidad y es preferible tener 80 vacas con 70 % de natalidad que producen 56 terneros por año, que 100 vacas con 56% de natalidad, que producen lo mismo, pero con mayor inversión y consumo de alimento. Romper la estacionalidad de la producción Brasil era importador de carne y se convirtió en un relativo corto tiempo en el mayor exportador, duplicando al segundo. El principal factor para lograrlo fue mejorar la reproducción, pero además debió romper la estacionalidad, ya que los mercados internos y externos, requieren un suministro permanente de productos. Utilizar ganado adaptado y hacer cruzamientos La adaptación va de la mano con la reproducción y el cruzamiento no sólo mejora la producción y, especialmente, la reproducción hasta 30 %, sino que permite complementar las características favorables de dos o más razas. El ganado en el trópico cálido debe ser de tamaño medio, hecho que le permite eliminar más eficientemente el calor y tener una mayor producción por unidad de área. En los programas de selección, se debe tener en cuenta no sólo la producción y la reproducción, sino la salud y la longevidad, para poder producir leche y carne a pasto a bajo costo. Adecuar el estado fisiológico a la oferta ambiental Nueva Zelanda, principal exportador de leche del mundo, programa que las vacas estén paridas en la época de mayor oferta forrajera. En Colombia, los hatos que no se ordeñen deberían hacer monta estacional para que las vacas estén sin cría en la época de la sequía. Sin embargo, la Corporación Tegnoagropecuaria Magangué y Asodoble, han demostrado que donde existe demanda para la leche y los suelos tienen cierta fertilidad, las vacas manejadas en el sistema doble propósito (DP) son más eficientes biológica y económicamente, que las vacas de cría, por tener mejor eficiencia reproductiva y, los terneros, más desarrollado el rumen al destete, lo que les permite un peso compensatorio e igualar a los de cría, a los 24 meses, si el ordeño fue racional; además, Colombia es un consumidor de leche fresca y requiere, por lo tanto, una oferta permanente, que impediría estacionalizar el DP. Fomentar los árboles Los vacunos, si se les alimenta a libre voluntad, pueden consumir 15 % a 30 % de su alimento, en follaje y frutos de muchos árboles, alimentos que frecuentemente tienen 20 % de proteína y que complementan los forrajes fibrosos e inclusive pueden salvar los animales en la sequía, como lo hicieron hace unos años en Australia. Los pastos del trópico cálido, en general, según Preston, requieren unas 1.500 horas de sol/año, mientras muchas regiones de Colombia tienen luminosidades por encima, lo que permitiría, por ejemplo, en Planeta Rica (Córdoba) y en Valledupar (Cesar), interceptar con árboles, el 17 % y el 43 % del espacio aéreo, respectivamente, sin afectar el crecimiento de los pastos; antes por el contrario, se mejoraría el suelo con el reciclaje de nutrientes y el aporte de materia orgánica que hacen los árboles. El suelo tiene un banco se semillas, que incluye árboles y a medida que germinen se debe hacer un desmonte racional o si es posible hacer siembra de árboles, lo que tiene el incentivo gubernamental CIF. La siembra de árboles debe incluir no sólo árboles forrajeros y maderables, sino árboles de sombra, como en la costa caribe el ubero, el mamón, el mamón de mico o cutuplís y el naranjuelo, entre otros. El Estado colombiano a través del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora) hace unos 40-45 años, propició la deforestación del país, al declarar inadecuadamente explotados los predios que tenían bosques, que los ganaderos mantenían como reserva, sin tener en cuenta la aptitud de uso del suelo; por el contrario, en Brasil, se exige que todos los predios conserven una reserva forestal, que varía según el Estado, entre el 10% y el 40% del predio. Fomentar el Pastoreo Racional Voisin (PRV) Como el pasto crece en una curva sigmoidea, el PRV propone cosecharlo en el punto óptimo de cosecha, al terminar el crecimiento vigoroso y haber acumulado reservas, hecho que aumenta la producción de carne y leche, así como la de estiércol y la orina, que fomentan la fauna del suelo y lo mejoran. El PRV se debe seguir en la sequía con menor carga y con periodos de descanso mayores y se debe complementar con conservación de forrajes. El PRV es compatible con el silvopastoreo e inclusive lo propicia.