banner
Riego eficienteFoto: econova-institute.comUno de los errores más comunes en el riego es aplicar más agua de la necesaria o hacerlo de forma superficial, sin que llegue a las raíces.

Cargando...

La mejor manera de hacer riego sin desperdiciar agua

Melanny Orozco 12 de Marzo 2025

Cada año, miles de litros del líquido se pierden por prácticas inadecuadas, por ello su uso eficiente en el campo es más urgente que nunca. Expertos advirtieron que una gestión inteligente en el riego puede marcar la diferencia.


La correcta gestión del agua no solo impacta en la rentabilidad de los cultivos, sino también en la sostenibilidad del sistema productivo. Sin embargo, muchos productores enfrentan dificultades al momento de regar, ya sea por la escasez del recurso, el desperdicio o el desconocimiento sobre cómo aplicarla de manera eficiente.


¿Por qué regar?


El suelo es el principal reservorio de agua para los cultivos. No basta con tener una fuente hídrica cercana, sino que es necesario asegurar que el líquido llegue al suelo y se almacene correctamente. Según los investigadores de Agrosavia Liliana Ríos Rojas, Marysol Cano Benítez, Leonardo Castillo Sánchez y Mauricio Fernando Martínez, el agua se infiltra y se retiene en el suelo a través de microporos y macroporos, dependiendo de la textura y profundidad del terreno.

Los suelos arcillosos, por ejemplo, tienen una mayor capacidad de almacenamiento gracias a su alta microporosidad, mientras que los suelos arenosos permiten un mayor flujo debido a la presencia de macroporos. Ambos casos, el riego es fundamental para garantizar que las plantas dispongan del agua necesaria para su desarrollo.

Pedro Bernal, ingeniero agrónomo, enfatizó que el líquido no solo es esencial para la hidratación de las plantas, sino que también actúa como vehículo de transporte de nutrientes en el suelo.

El profesional señaló que, “sin agua, los nutrientes presentes de forma natural o a través de fertilizantes no pueden ser absorbidos adecuadamente por las raíces”.


¿Cuándo regar?


El agua en el suelo no es estática; se mueve constantemente a través del sistema suelo-planta-atmósfera (SPA). Este ciclo comienza con la absorción de humedad por las raíces, sigue su transporte por el xilema hacia las hojas y culmina con la transpiración de la planta, liberando vapor a la atmósfera. (Lea en CONtexto ganadero: Aprenda técnicas para regar pastos que come el ganado en verano)

Para determinar el momento ideal de riego, es importante medir la humedad en el suelo y la demanda de la planta. Cuando la atmósfera está muy seca, los estomas de las hojas se cierran para reducir la pérdida de agua, pero esto también limita la absorción de dióxido de carbono, afectando la fotosíntesis y el crecimiento.

Bernal recomendó a los productores medir la humedad del suelo con herramientas sencillas, como sensores de humedad o la técnica de la calicata, que consiste en excavar y analizar la profundidad de las raíces para determinar si hay suficiente agua en la zona de absorción.


¿Cuánto regar?


Uno de los errores más comunes en el riego es aplicar más agua de la necesaria o hacerlo de forma superficial, sin que llegue a las raíces. Para evitar esto, es fundamental conocer la profundidad radicular (PR) de cada cultivo.

En palabras de Bernal, “los pastos, por ejemplo, requieren de agua principalmente en sus etapas iniciales de desarrollo, cuando la semilla germina y necesita formar nuevas estructuras. Una vez que la planta ha crecido, su consumo de agua disminuye, pero sigue siendo necesario para mantener la actividad fisiológica”.

Para conocer la PR de un cultivo, se recomienda hacer una calicata de 1 metro de profundidad, observando en qué nivel se encuentran las raíces funcionales. Con esta información, se puede calcular el volumen de líquido necesario para reponer la humedad en la zona adecuada.


¿Cómo regar?


Existen diversos sistemas de riego, pero no todos son igual de eficientes. Los principales (o estos¿?) son:

1. Riego por gravedad o superficie: Es el más utilizado en cultivos extensivos como caña de azúcar y cereales. Consiste en distribuir el agua mediante canales y surcos, aprovechando la pendiente del terreno.

2. Riego por aspersión: Se emplean cañones o aspersores de alto volumen que simulan la lluvia. Este sistema mejora la uniformidad del riego en comparación con la gravedad.

3. Riego por goteo: Este sistema aplica el líquido directamente en la zona de las raíces, lo cual maximiza su absorción. (Lea en CONtexto ganadero: Cuál es el sistema de riego que más le conviene)

4. Riego subterráneo: Similar al goteo, pero con tuberías enterradas que liberan agua directamente en el perfil del suelo. Es altamente eficiente, aunque su instalación es costosa.

De acuerdo con Bernal, los productores pueden optimizar el uso del agua mediante una planificación adecuada, la selección del sistema de riego más eficiente y el constante análisis de la humedad del suelo.