En las vacas de leche es común encontrar diversos trastornos reproductivos que pueden llevar a la infertilidad de los animales, impidiendo su capacidad de preñarse y, por ende, generar una nueva lactancia. Estos trastornos representan un desafío para los ganaderos, ya que muchas de estas vacas son excelentes productoras de leche y, al no quedar preñadas, pueden terminar siendo descartadas. Sin embargo, gracias a la lacto inducción, es posible generar una nueva lactancia en estas vacas y, además, existe la posibilidad de que el animal quede preñado nuevamente, recuperando así un ejemplar valioso desde el punto de vista reproductivo.
Cuales son las vacas que requieren de lacto inducción
De acuerdo con Ricardo Mesa, Médico Veterinario, en un artículo publicado por Genética Bovina, los trastornos reproductivos en vacas lecheras o de doble propósito pueden tener diversas causas, entre las cuales se encuentran los problemas nutricionales, infecciones uterinas, inflamación del oviducto, celos silenciosos, mortalidad embrionaria, adherencias de los órganos reproductivos, síndrome infeccioso reproductivo bovino, ovulación retardada, entre otros. Muchos de estos desafíos reproductivos pueden resolverse en tiempos razonables, permitiendo que las vacas se preñen, pero en ocasiones, las vacas pueden pasar hasta un año sin presentar preñez.
Desde el punto de vista productivo, es ideal que las vacas tengan un parto al año y, como consecuencia, una lactancia. Siempre se debe procurar alcanzar esta meta, aunque no siempre es fácil. Es en este contexto donde la lacto inducción se convierte en una herramienta productiva invaluable para las fincas ganaderas.
Es importante recordar que las vacas son más eficientes en su producción láctea al comienzo de la misma, disminuyendo su producción a medida que se acerca al secado. Las vacas alcanzan su máxima producción aproximadamente a los 60 días después del parto, comenzando a disminuir alrededor de un 3% al mes hasta el quinto mes, y a partir de ahí, pueden llegar a disminuir hasta un 20% al mes.
La lacto inducción es un proceso utilizado en la producción lechera para estimular la producción de leche en vacas que no han quedado preñadas dentro de un período de tiempo razonable. Este método tiene como objetivo generar una nueva lactancia en vacas que no lograron concebir, permitiendo aprovechar al máximo su potencial productivo y evitar su descarte prematuro.
Proceso de lactoinducción
Para iniciar el tratamiento de lacto inducción, es fundamental que la vaca haya tenido un período seco previo, similar al que tendría antes de un parto. Esto es crucial debido a que el tejido secretor de la glándula mamaria necesita regenerarse para la siguiente lactancia. El tratamiento se inicia aproximadamente a los 45 días después del período seco y tiene una duración de 23 días.
La lacto inducción busca simular la retroalimentación hormonal que ocurre durante el último mes de gestación de la vaca. Durante este período, varias hormonas trabajan sinérgicamente para preparar la glándula mamaria y desencadenar la producción de leche. Entre estas hormonas se encuentran los estrógenos y la progesterona, que tienen un efecto mamogénico, es decir, contribuyen al desarrollo de los alvéolos y conductos lácteos en la glándula mamaria. Posteriormente, se produce un descenso en los niveles de estas hormonas, lo que estimula la liberación de prolactina, una hormona con efecto lactogénico, es decir, promueve la síntesis de leche en los alvéolos mamarios. La elevación de la prolactina se ve favorecida por la acción de los corticoides.
Otra hormona importante en la síntesis láctea es la somatotropina bovina, también conocida como hormona del crecimiento. Esta hormona desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la glándula mamaria y en la producción de leche. Durante el protocolo de lacto inducción, se busca estimular la producción de somatotropina bovina para maximizar la capacidad de producción láctea de la vaca.
Al finalizar el protocolo de lacto inducción y cuando se va a comenzar a ordeñar la vaca, se utiliza la oxitocina. Esta hormona, administrada previamente al ordeño, provoca la contracción de la musculatura lisa de la glándula mamaria, lo que permite la liberación y bajada de la leche de manera eficiente.
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