La situación de seguridad en las regiones el sur del Cesar y parte de los Santanderes ha alcanzado un punto crítico, afectando gravemente en entorno rural y, en particular, a los ganaderos y productores agropecuarios. (Lea en CONtexto ganadero: General Fernando Murillo expuso en el Congreso Nacional de Seguridad la estrategia de seguridad de Fedegán)
En conversaciones con los profesionales en región, se ha encontrado que la presencia de grupos armados, que en el pasado afirmaban lucha por causas sociales, hoy en día se ha transformado en una lucha por el control territorial mediante el uso de la extorsión, secuestro y otras actividades ilícitas.
Esta realidad ha generado una profunda incertidumbre entre los habitantes rurales, quienes ven comprometida su tranquilidad, su capacidad productiva y, en última instancia, su futuro económico.
Los ganaderos de esta zona del país viven en un constante estado de alerta. El miedo a ser víctimas de extorsión o secuestro por parte de grupos armados ilegales es una amenaza diaria que no solo afecta sus operaciones productivas, sino también su calidad de vida y la de sus familias.
De acuerdo con los ganaderos, a medida que los conflictos territoriales se intensifican, el desarrollo de actividades agropecuarias se vuelve cada vez más difícil. Esto crea una sensación de inestabilidad y desasosiego, afectando la operación eficiente de la producción de leche y carne.
El proceso de paz en Colombia ha sido una luz de esperanza para muchos, pero para los productores esta esperanza a menudo se ve opacada por la realidad en el terreno. Si bien existen esfuerzos por parte de la sociedad civil y algunos representantes políticos para alcanzar acuerdos con los grupos armados, muchos de estos esfuerzos no han dado frutos concretos.
Según la opinión de los productores, estos grupos ya no luchan bajo la bandera de la defensa de los derechos de los más vulnerables, sino que su accionar responde a intereses económicos ilegales, como el control de territorios y la obtención de recursos a través de extorsiones y actividades delictivas.
La presión ejercida por los grupos armados no solo obliga a los ganaderos a pagar extorsiones por servicios que no se prestan, sino que también limita su capacidad para operar de manera eficiente y generar alimentos para la población.
La producción agropecuaria, que de por sí enfrenta desafíos económicos debido a su pertenencia al sector primario y a su dependencia de bienes y servicios externos, se ve aún más afectada cuando la seguridad en el campo está en riesgo.
Los productores aseguran que cuando sienten que sus vidas y sus negocios están en peligro, se reduce su disposición a invertir y expandir sus operaciones. Esta falta de inversión frena el desarrollo económico de la región y crea un círculo vicioso en el que la falta de oportunidades perpetúa la violencia y la inseguridad.
La paz solo puede construirse mediante el diálogo y el compromiso mutuo entre las partes involucradas. Es necesario que tanto el gobierno colombiano como los representantes de la sociedad civil, los productores agropecuarios y los mismos grupos armados encuentren puntos de acuerdo que permitan avanzar hacia un futuro más seguro y próspero para todos.
Sin embargo, los ganaderos afirman que mientras persistan factores como la corrupción, el deseo de obtener dinero fácil y la falta de oportunidades económica, será difícil alcanzar una paz duradera.
Finalmente, es necesario que se tomen medidas urgentes para mejorar la seguridad de estas regiones. Sin seguridad, no hay desarrollo sostenible, y sin paz, no es posible garantizar el bienestar de las futuras generaciones en el campo colombiano. (Lea en CONtexto ganadero: Gremio ganadero exige justicia y autoridades ofrecen millonaria recompensa por crimen de Esteban Urueta y sus trabajadores)