La fibra efectiva es aquella que realmente aprovecha el bovino cuando consume comida durante el proceso de alimentación. Este concepto y el de fibra físicamente efectiva pueden ayudar a entender cuáles alimentos son esenciales en la nutrición del animal. Santiago Junca León, médico veterinario y administrador de la hacienda Colón, explicó que ambos términos fueron desarrollados por el Dr. Dave Mertens, médico veterinario del Centro de Forrajes para Lechería, en Madison, Wisconsin, Estados Unidos. “La fibra efectiva, FDNe, la definió como la efectividad total de la fibra en detergente neutro, FDN, en la dieta para mantener la grasa en la leche. Mientras que la fibra físicamente efectiva, FDNfe, como la efectividad específica de la FDN para estimular la actividad de masticado”, precisó. (Lea: Criterios para elegir la especie adecuada de pasto) Sobre el tema, Jorge Mario Noreña, ingeniero agrónomo y docente de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, señaló que lo ideal es que los alimentos para bovinos no tengan porcentajes de FDN muy elevados. “Cuando un forraje tiene una FDN muy alto, está correlacionado negativamente con el menor consumo, es decir, el animal se llena más rápido. Si un forraje tiene una FDN más baja, a la vaca le cabe más comida en el rumen y puede dar mayor cantidad de leche”, aseveró. A su vez, la fibra físicamente efectiva, FDNfe, hace referencia al tamaño de la partícula fibrosa. Según el médico veterinario, si la partícula es menor a 4 mm, la masticación no estimulará la producción de saliva, necesaria para digerir el alimento. (Lea: Caña de azúcar proporciona energía y fibra a los bovinos) En conclusión, para que la fibra sirva debe tener mínimo 2 o 3 cm, como la del heno o del silo, con una FDN inferior a 55 % en forrajes y menos de 15 a 20 % en suplementos. De otro lado, Noreña aclaró que la fibra detergente ácida, FDA, está relacionada negativamente con el nivel de digestibilidad. Así pues, cuanto mayor sea este índice, el alimento será menos digerible. Para corregir el problema de una elevada FDN y FDA, el ingeniero agrónomo recomendó controlar el nivel promedio de este indicador en la pradera con un asocio entre gramíneas y leguminosas, pues las primeras tienen más FDN que las segundas. (Lea: 3 opciones para alimentar ganado de leche y carne en época de sequía) “El kikuyo, que es la gramínea más usada en climas fríos, tiene FDN muy alta, casi hasta el 60 %. Pero una leguminosa puede tener la FDN en 45 %. Eso implica que se puede bajar el FDN promedio al hacer una mixtura de kikuyo con trébol blanco o rojo, por ejemplo, o guinea con clitoria”, dijo. Con este tipo de mezclas, los bovinos podrán albergar mayor cantidad de forraje en el rumen que se traduzca en mejor producción de leche o en mayor ganancia de peso. Esta opción se puede hacer tanto en clima frío como cálido. También aconsejó cosechar los forrajes en el momento oportuno, esto es, cuando su crecimiento sea previo a la floración y tenga mejores condiciones de digestibilidad. La detección de este índice depende de cada planta, por lo cual es necesario llamar a un ingeniero agrónomo que le indique cuándo debe suministrar cada forraje. Junca León hizo énfasis en que la forma de mejorar las producciones en pastos no dependen de imitar un modelo, como el estadounidense o el neozelandés, sino aprender de los estudios como estos para impulsar el rendimiento en las explotaciones ganaderas. (Blog: La fibra, ingrediente funcional en productos cárnicos) “Existen tratamientos que pueden ser aplicados a forrajes de baja calidad como la caña de maíz y otras pajas, que incluyen tratamientos con amonio anhídrico o urea alcalina. Estos rompen parcialmente la fibra digestible y la lignina indigestible, incrementando la digestibilidad total del alimento”, manifestó.