Desde el municipio de Santa Ana, en el departamento del Magdalena, Jorge Fabián Benavides Nieto, un hombre que combina la tradición ganadera con una formación profesional en Pilotaje de aviación y Administración Pública, compartió con CONtexto ganadero los retos, logros y aprendizajes de su vida en el campo. Propietario del predio Miraflores desde 1993, legado de su padre Néstor José Benavides López, Jorge vive con pasión la actividad que le enseñaron desde niño.
“Mi padre nos enseñó esta actividad y desde entonces me he dedicado a ser ganadero como oficio”, comenta con orgullo. Este predio, testigo de décadas de trabajo, ha sido el sustento que permitió profesionalizar a sus tres hijos junto a su esposa, Verónica Machado.
Una herencia marcada por el trabajo y la resiliencia
En Miraflores, la familia Benavides se ha dedicado principalmente a la cría y la lechería, manejando razas comunes "siete colores". Sin embargo, ser ganadero en una región históricamente golpeada por la violencia no ha sido fácil. Jorge recuerda cómo la inseguridad ha dejado huellas profundas en su familia: “El primo de mi papá fue asesinado por los grupos armados de la zona y otro primo hermano fue desaparecido”.
Además, la actividad enfrenta constantes desafíos relacionados con el abigeato. “Nos sacan el ganado y nos lo sacrifican, pero no nos ponemos a hacer seguimiento de eso porque, para qué, uno de pronto se gana una situación incómoda. Lo que yo hago es estar más pendiente”, explica, resignado pero firme en su decisión de no rendirse ante las adversidades.
Producción lechera: entre crisis y estrategias
A lo largo de los años, la producción de leche en Miraflores ha cambiado. Inicialmente, Jorge trabajaba con una empresa familiar que enfriaba y enviaba la leche a Cicolac. Sin embargo, tras la desaparición de esa empresa, optaron por venderla a pequeños empresarios que elaboran queso.
Las crisis del sector lácteo en el país también han golpeado su actividad: “Toda esa situación de los precios de la leche, en la época de invierno eso se baja y, en fin, no hay una relación entre el precio al consumidor final y a uno como productor. Pero bueno, nos toca conformarnos”, lamenta.
En cuanto a la época de verano, Jorge y su familia se preparan almacenando pasturas como guinea y kikuyina para enfrentar las sequías: “Hacemos rollos, los almacenamos y los usamos en la crisis”.
Un mensaje de perseverancia para los ganaderos
A pesar de los retos, Jorge Benavides mantiene intacta su pasión por el campo y el legado que su padre le transmitió. Recientemente, su progenitor fue condecorado en un congreso, un momento que reafirma la importancia de mantener la fe en la ganadería.
“Me gustaría recomendar a todos los que estamos en esta actividad que nunca perdamos la fe en lo que toda la vida nos hemos desarrollado. De eso es ejemplo mi padre”, concluye Jorge, dejando claro que la resiliencia y el amor por la tierra son el motor que mantiene viva esta tradición familiar.