En Iza (Boyacá) a 2.560 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la Ganadería La Fortuna, una de las más recientemente vinculadas de la Asociación Ayrshire que registra resultados favorables.
Su propietario es Camilo Camargo, un Médico Veterinario de la Universidad UDCA, quien indicó que la ganadería se adquirió en 2019 con mayoría de animales de las razas ayrshire, holstein y algo de jerhol.
La finca tiene 15 fanegadas, de las cuales 12 están destinadas para el hato para 30 vacas en producción y 3 fanegadas para vacas secas y horro. (Lea: El ayrshire, una raza con buena adaptación a cualquier clima)
En el primer año con el hato se tuvieron varios inconvenientes con temas como cojeras, reproducción y problemas metabólicos por lo que decidieron mirar opciones de cruzamiento y se evaluaron diversas alternativas, viendo que la más indicada para la zona y para iniciar un plan de cruzamiento fue la ayrshire.
Con esa decisión hicieron una visita a la finca El Trébol, de Felipe Calderón, donde observaron muchas vacas longevas y con unas ubres muy correctas, con buenas producciones, resistentes y con tallas medias.
Después de esta visita e indagando con otros criadores de dicha raza se tomó la decisión de realizar un plan de cruzamientos 100 % con toros rojo sueco y se hizo porque identificaron algunos problemas de talla.
Visitaron la finca El Paraíso, en el municipio de Toca, adquirieron algunos animales puros con registro y de ahí en adelante tomaron la decisión de ser miembros de la Asociación.
De acuerdo con lo expuesto por Camargo, se quiere llegar a un puro por cruzamiento con la base que se tiene pero también comercializar genética con registro y se busca comprar semen a través de la Asociación a mejor precio.
El manejo de las terneras se da desde el momento del nacimiento, garantizando que tomen calostro las primeras seis horas de vida, luego hacen una desinfección del ombligo dos veces al día durante los primeros tres días. (Lea: Ganadería de Ayrshire puro mostrará su modelo productivo de lechería)
Cuando cumplen el primer día de nacimiento se trasladan a la zona de terneras lactantes y luego de tres semanas se hace el descorne con un producto cáustico, identificación con chapeta y alimentación con biberón.
Después de la tercera semana comienzan a suministrar concentrado hasta el sexto mes empezando con una suplementación de 500 gramos al día, llegando al sexto mes a los tres kilos.
En cuanto al suministro de leche, en el primer mes se manejan dos litros en la mañana y dos litros en la tarde con biberón; en el segundo y tercer mes son seis litros en total al día y en el cuarto mes se baja nuevamente a cuatro litros diarios.
Así mismo suministran heno a voluntad para mejorar ganancia de peso, favorecer el desarrollo ruminal y tener terneras más precoces.
Luego que las terneras están seis meses en la zona de lactancia se trasladan al potero de novillas de levante donde se cambia totalmente la dieta porque entran a un potrero con kikuyo y raigrás y se les da 3 kilos de concentrado y sal para novillas en desarrollo.
La idea es llegar a los 380 kilos antes de los dos años y realizar la primera inseminación. La vacunación se realiza a partir de los tres meses. (Lea: Ayrshire rojo, una buena alternativa para lechería en el Quindío)
Al octavo mes de gestación, las novillas y las vacas secas se trasladan nuevamente al hato comenzando con un suministro de concentrado preparto con tres kilos al día y un litro de glicerol (un subproducto de la palma) que proporciona un nivel de energía apropiado para la transición del preparto al posparto, baja la incidencia de problemas metabólicos, balance energético negativo, retención de placenta y a las vacas longevas les ayuda con la hipocalcemia y el síndrome de vaca caída.
Antes del parto se les suministra 100 gramos de una sal aniónica para evitar problemas posparto de retención de la placenta y de vaca caída.
Después del parto se les suministra glicerol hasta el tercer mes de producción, es decir, en el primer tercio de lactancia hasta que las vacas queden preñadas o presenten el primer celo.
En estos momentos se tienen 30 vacas en producción con un promedio de 18,5 litros al día y novillas que alcanzan un promedio de 25 a 28 litros.
El manejo reproductivo comienza 30 días posparto cuando se hace el primer chequeo reproductivo descartando patologías uterinas y ováricas y se realiza una vitaminización efectuando un seguimiento. Si las vacas no han entrado en celo al día 50 posparto se realiza una sincronización hormonal con dispositivo garantizando así un celo y una inseminación al día 60.
Se tiene un índice de nacimiento de terneras del 70 % con semen convencional.
Se tienen días abiertos de 150 cuando se compró el hato estaba en 250 y se sigue trabajando para seguirlos bajando. (Lea: Todo un proyecto estratégico de ganadería sostenible con la raza Ayrshire)
Así mismo los días en lactancia son de 180, se tiene el 30 % de las vacas en el primer tercio de lactancia y la idea es seguir mejorando estos parámetros.
Para el manejo de praderas se tienen las 15 fanegadas de intersiembra kikuyo y raigrás, se fertiliza con un abono foliar rico en nitrógeno más la aplicación de un producto preventivo para el chinche.
A la semana de realizada la fertilización se aplica un abono granulado rico en nitrógeno y fósforo.
La finca tiene dos grandes ventajas. La primera que el río pasa por la mitad de la finca y una vertiente por lo más alto entonces se tiene la facilidad de regar tanto por aspersión como por gravedad; y la segunda es la cantidad de árboles en todos los potreros que brinda sombra y protección en las heladas como en el verano.
Para el 2022 esperan llegar a 45 vacas con producciones mayores a 22 litros, mejorar índices reproductivos, bajar los días abiertos para usar menos pajillas por concepción. Además se quiere implementar un biodigestor.