Aunque en Colombia se han reportado algunos casos confirmados de forma aislada, la comunidad veterinaria aún estudia esta afección bovina que puede aparecer en cualquier momento y confundirse con otra enfermedad. La fiebre catarral maligna, FCM, es una enfermedad viral aguda que se presenta generalmente en bovinos y bufalinos. Tiene 4 formas de presentación: sobreaguda, intestinal, benigna y en cabeza y ojos. Se caracteriza por una fiebre elevada, descarga nasal profusa, hiperemia (aumento de sangre en un órgano), necrosis difusa de las mucosas nasal y oral, disminución de leucocitos en la sangre, opacidad de la córnea e inflamación de los ganglios linfáticos. (Lea: 9 enfermedades respiratorias que afectan al ganado bovino) La FCM tiene lugar después de una infección por herpesvirus del género Macavirus. Se han detectado 6 herpesvirus causantes, entre los cuales el más caracterizado es el herpesvirus-1 alcelafino y el herpesvirus-2 ovino. “A veces se puede confundir con IBR o algunas formas respiratorias de Diarrea Viral Bovina o algunas enfermedades vesiculares, como fiebre aftosa o estomatitis, porque en ocasiones produce ulceraciones”, indicó Bernardo Guerrero, médico veterinario epidemiólogo. El médico veterinario habla sobre las particularidades de esta enfermedad
En Colombia solo se han reportado algunos casos aislados en Caquetá, Cesar y Magdalena. El más documentado fue el caso de Caquetá, que ocurrió en 1994 y fue ampliamente difundido por el Instituto Colombiano Agropecuario. (Lea: Estas son las enfermedades que más causan abortos en hatos lecheros) “El brote se dio por algunas opacidades corneales, varias lesiones frontales y un cuadro febril. En ese momento sacrificaron el ganado y parece que desapareció, pero eso no implica que no se vaya a presentar más adelante”, precisó Guerrero. Para el médico veterinario, lo más particular de este caso fue cómo surgió el virus en ese momento y en esas condiciones. De hecho, las autoridades nunca pudieron establecer por qué se presentó en esa región. Para combatirlo, el antiguo Fondo de Emergencia Sanitaria del ICA destinó $150 millones. Sin embargo, el virus reapareció 3 años más tarde, en el municipio de Pivijay, Magdalena. En ese momento cobró la vida de 60 bovinos, y otro 120 ovinos y caprinos debieron sacrificarse por ser portadores del virus. En 2002 volvió a aparecer en Cesar, en el municipio de Chiriguaná, dejando como saldo 6 bovinos y 27 ovinos enfermos. Esto se debe a que no hay vacuna para curar la enfermedad. “Como es una enfermedad viral no hay tratamiento como tal. Si acaso es paliativo para evitar las contaminaciones secundarias”, añadió Guerrero. (Lea: 14 enfermedades sin control oficial atacan al ganado en Colombia) El médico reportó que ha tratado animales con una sintomatología parecida y que incluso en una ocasión atendió un caso muy similar al que se presentó en el Caquetá. Por eso, el interés de estudiar esta enfermedad en las escuelas de medicina veterinaria. “No es una enfermedad que tenga un esquema de diagnóstico y búsqueda activa, ni de vigilancia epidemiológica. En el país ocurren brotes y sacrifican de inmediato, pero no vigilan para saber si continúa en circulación”, señaló el experto. (Lea: 3 causas por las que un hato libre de brucelosis podría volver a infectarse)