El temperamento o carácter de un animal se convierte en un elemento determinante en el funcionamiento de una finca, que muchas veces puede manejarse, pero que otras necesita de decisiones definitivas para no afectar el ambiente de todo el hato.
Nicolás Benedetti Pineda, médico veterinario y zootecnista especialista en amanse de bovinos, indica que el temperamento se define como la reacción producida en un animal ante la presencia del hombre y ambientes nuevos o amenazantes atribuido al miedo, razón por la que las personas que trabajan en la ganadería deben conocer el temperamento del animal con el que día a día laboran. (Lea: ¿Cree usted que el temperamento debe influir en los procesos de selección?)
“Si nosotros entendemos esa relación entre humano y animal, vamos a tener bovinos con temperamentos calmados, que por lo general no se van a dar a la huida ni van a agredir a nadie dentro del predio”, asegura Benedetti Pineda.
Para el experto, la genética entra e jugar un papel fundamental en el temperamento del animal, pues es un elemento que puede transmitirse de un padre o madre hacia sus crías, convirtiéndose así en un problema para la explotación ganadera.
En palabras del profesional, “es importante destacar que el temperamento tiene una heredabilidad media que está oscilando entre un 25 a un 50 %, es decir eso es lo que reciben las crías de sus padres”, señala Benedetti Pineda.
Este es uno de los elementos que debe evaluarse en las empresas ganaderas a la hora de la compra de animales o de material genético, pues los bovinos deben seguir una línea de tranquilidad y calma en su temperamento.
“En nuestras fincas debemos tener animales que tengan un linaje de temperamento calmado, porque este últimamente es un ítem de mucha importancia en los procesos de selección”, menciona el especialista en amanse de bovinos.
Esto que significa, que antes de hacer un proceso de biotecnología o de comprar un animal, el productor debe informarse bien hacer de su árbol genealógico, de tal manera que se conozcan aspectos claves como el temperamento del linaje del animal que se va a adquirir.
De acuerdo a lo expresado por Benedetti Pineda, “lo mejor es que no tengamos toros ni vacas agresivas porque esto se puede convertir en un problema para el ganadero. Particularmente he corregido, esos vicios como suelo llamarlos, que adquieren los animales. Sin embargo ese contacto de una madre agresiva suele adoptarlo la cría”, menciona. (Lea: Una vaca con mal temperamento puede resultar en baja rentabilidad)
El experto añade que ese el cuidado que se debe tener al momento de contar con receptoras de embriones que tengan temperamentos agresivos, es decir, Benedetti asegura que este aspecto sí tiene heredabilidad pero se puede manejar mediante el adiestramiento y amanse de los mismos.
En el caso puntual de los animales muy adultos que cuentan con un temperamento agresivo, lo recomendable por el experto es sacarlo de la finca para que no perjudique el ambiente que hay entre los otros animales. Benedetti recomienda que lo puede hacer un productor ante estos casos es acudir a un profesional para que sea quien lo maneje y tome la decisión más conveniente para la empresa ganadera. (Lea: ¿Cómo influye el amanse de terneros en la productividad del predio?)