Esta clase de pasto, al tener una mayor cobertura del suelo, superior producción por metro cuadrado y elevado contenido de proteína, se ha convertido en una alternativa importante para los ganaderos en Colombia.
Gracias a un estudio desarrollado por la sede en Palmira de la Universidad Nacional de Colombia, se logró evidenciar que el kikuyo, un forraje proveniente de la región de África Oriental, contiene unas tasas de fotosíntesis más altas a 2.000 metros de altura, lo que demuestra su adaptabilidad a cambios del clima.
Este pasto, conocido científicamente como 'pennisetum clandestinum', posee un rápido crecimiento y agresividad, por lo que en algunas regiones se lo categoriza como una maleza, por ejemplo en algunas áreas de Estados Unidos está prohibida su presencia. Sin embargo, es también un pasto popular en céspedes de Australia y en Sudáfrica debido a su bajo costo y a su tolerancia a la sequía. Además, es muy usada como forraje rico en proteína. (Forraje y pastoreo, conceptos ligados a una mejor producción ganadera).
Para María Mejía De Tafur, docente del claustro universitario y directora de la investigación, la adaptación de los forrajes al cambio climático, considerado como un proceso de alteración a largo plazo de las condiciones promedio, asociadas con las variables que determinan el clima de la tierra, es un tema significativo y complejo que presenta desafíos, principalmente para los sistemas agropecuarios en productividad y oferta de alimento para los animales.
“En este cambio meteorológico, están contenidas las variaciones en la composición química de la atmósfera terrestre y todas las tipologías del ambiente que constituyen el clima como la temperatura, la humedad, la nubosidad y la precipitación”, explicó Mejía De Tafur.
Es por esto que el equipo que lideró María Mejía, evaluó la respuesta fotosintética del forraje kikuyo en tres zonas contrastantes del departamento del Valle del Cauca, localizadas a 1.000, 1.500 y 2.000 metros sobre el nivel del mar.
“En cada localidad se sembró 'pennisetum clandestinum' o kikuyo con uso de estolones, un tipo de tallos rastreros que nacen de la base de los tallos principales. La tasa fotosintética se midió con el analizador de gases de sistema abierto portátil y los datos se tomaron en época seca, en un diseño de bloques al azar con tres tratamientos y cuatro repeticiones”, agregó la catedrática.
Para Mauricio Palacios Peña, profesional en Gestión de Proyectos Estratégicos de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, los productores bovinos tienen muchas alternativas de forraje para la alimentación del ganado, lo importantes es trabajarlos como cultivos, saberlos trabajar y manejarlos en la rotación adecuada. (Plantas forrajeras optimizan la nutrición del ganado en Colombia).
“Todos los forrajes tienen sus pros y sus contras. En el caso del kikuyo, este pasto tiene sus ventajas por su mayor cobertura del suelo y su mayor producción por metro cuadrado”, concluyó Palacios Peña.
Los resultados preliminares de esta investigación, lograron revelar que este tipo de forraje presenta las tasas de fotosíntesis más altas a 2.000 metros sobre el nivel del mar, lo que corrobora los resultados de varios trabajos con esta especie hechos en la zona andina y demuestra su adaptabilidad a los cambios de temperatura. Por ende, el kikuyo es un excelente pasto para el sector ganadero que tantas veces pierde sus forrajes a causa de los cambios climáticos.