Investigadores de la Universidad de Massey y la Universidad de Warwick descubrieron que los ganaderos no lácteos tienen la misma probabilidad de infectarse con leptospirosis que aquellos dedicados a la leche, lo que demuestra que la enfermedad ya no es dominante en un sector agrícola.

Las personas contraen leptospirosis a partir de orina de animales infectados, y conocer la ocupación del paciente es fundamental para combatir la propagación de la enfermedad, por ejemplo, mediante el uso de la vacunación del ganado para reducir el contacto humano con la orina de animales infectados. (Lea: Oxitetraciclina L.A. MK: el tratamiento de la leptospirosis bovina que cierra el círculo de su acción patógena)

Desde el 1 de enero de 2017 hasta el 31 de diciembre de 2019, hubo un promedio de 140 casos de leptospirosis cada año, lo que resultó en un aumento del 89 % en comparación con cinco años antes entre 2012 y 2016, donde solo hubo 74 casos por año.

Una nueva investigación ha encontrado que la ocupación del paciente solo se registró con precisión en dos tercios de los casos en los datos de vigilancia tomados entre 1999 y 2016, cuando hubo un total de 1557 casos.

La autora principal del estudio y profesora de Salud Pública Veterinaria, Jackie Benschop, dice que conocer la ocupación del paciente es esencial para descubrir la carga de la enfermedad y para diseñar nuevas estrategias de intervención y determinar la efectividad de las estrategias actuales. Aunque los datos deben contener la ocupación para cada caso, a veces se registra como ‘desconocida’ y, a menudo, no hay diferenciación más allá del agricultor para las diferentes clases de agricultura, dice. (Lea: Avances en la investigación de Leptospirosis)

“Los ganaderos, especialmente los de ganado lechero y seco, deben diferenciarse, ya que existen algunos riesgos específicos. La ganadería de seca no comprende el pastoreo de ganado vacuno, ovino y venado para la producción de carne, lana y terciopelo. En comparación, el ganado lechero a menudo se alimentan con una dieta basada en pastos y se complementan cuando es necesario para equilibrar su ingesta de alimento, se ordeñan dos veces al día durante nueve meses al año y se retiran los terneros de las madres en 24 horas. Por lo tanto, el sistema lechero depende de animales mucho más directos - contacto humano”, sostiene Benschop.

Su investigación, utilizando datos de vigilancia recolectados de manera rutinaria y un modelo matemático, analizó todas las ocupaciones reportadas; un productor lechero, un ordeñador o un productor cuyos animales incluían ganado lechero y fueron clasificados como productores lácteos. Los criadores de cerdos, ciervos, bovinos, toros y ovejas fueron clasificados como ganaderos de secano.

De los casos durante este período de tiempo, 1403 estaban disponibles para su análisis. (Lea: Crean forma de mejorar el diagnóstico de la leptospirosis)

A partir de su principal hallazgo de números iguales entre ganaderos de ganado seco y productores de leche infectados por leptospirosis, la profesora Benschop dice que la investigación sugiere que cuando se entrevista a un paciente con leptospirosis para recopilar datos, debe identificar su ocupación como ‘granjero’.

Ella dice que es importante intentar diferenciar más finamente su tipo de ganadería, ya que tiene implicaciones para las estrategias de prevención y control de la leptospirosis.

Aproximadamente el 99 % de las granjas lecheras en Nueva Zelanda tienen un programa de vacunación contra la leptospirosis para su ganado, sin embargo, para el ganado seco, las tasas de vacunación son mucho más bajas. (Lea: Conozca una alternativa terapéutica para contrarrestar patógenos en el ganado)

Aunque los ganaderos de ganado seco no tienen contacto diario con sus animales, todavía están expuestos a la enfermedad a través del parto de ganado y ciervos.

Benschop dice que la escasa aceptación de la vacunación en la ganadería de secano también expone a los trabajadores de la carne a riesgos, ya que entran en contacto directo con el ganado en el patio y el sacrificio.

“Este trabajo proporciona evidencia importante para reevaluar el uso mínimo actual de vacunas contra la leptospirosis en ganado seco. Los programas de vacunación aplicados al ganado seco deberían ayudar a reducir la alta proporción de trabajadores de la carne y ganaderos de ganado seco infectados con los serovares de las vacunas. La eficacia de tales Se ha demostrado que un programa de vacunación reduce la incidencia de la ‘fiebre de las granjas lecheras’ en los trabajadores lácteos en los últimos 40 años”, remata. (Lea: Prevalencia de leptospira bovina en Colombia es del 74 %, según Virbac)

Fuente: Mundo Agropecuario.